Por Petra Saviñón
República Dominicana está entre los países con las carreteras más peligrosas del mundo, sumado a esto la imprudencia de tantos conductores en todo tipo de vehículos, tan pesados como camiones tanqueros y tan livianos como motocicletas, claro con todo el renglón que hay en medio de esas dos categorías.
Gente que no respeta la raya blanca, ni los semáforos ni las aceras y claro ni a los transeúntes, guaguas que rebasan en el afán por llegar antes que su competencia, motoristas que igual lo hacen porque algunos siempre van con prisa, automóviles que creen están en una pista de carrera.
Muchos, muchos ejemplos como el de conductores que salen de repente de una calle pequeña a una avenida céntrica sin mirar, que doblan sin poner luces….
Curvas peligrosas, carreteras en mal estado, falta de iluminación, también son elementos que aumentan la tragedia. Unidades que caen en hoyos enormes, motoristas deslizados en vías descuidadas. Todo un cuadro, toda una multiplicidad de factores.
Así, unas veces espantados, otras como acostumbrados, vemos choques múltiples, vehículos grandes que arrollan a pequeños, carros que en su embestida arrastran a otros y una amplia gama de formas de provocar desgracias.
Raro, muy raro el día que no llegue a la redacción de los medios de comunicación la información sobre una colisión, volcadura o cualquier tipo de siniestro, con alta frecuencia con pérdida de vidas, heridos y personas lesionadas para siempre.
Como el problema es por esa gran carpeta de causas, toca a Estado, conductores y caminantes resolverlo.