Por Milton Olivo
Era una tarde lluviosa. Lluviosa y calurosa. El ruido de una guagua anunciadora penetraba su mente, en un allanamiento neuronal sónico violento, interrumpiendo su pensamiento que había frenado en 1844.
Su mente, como atrapada por una tenaza, obligaba a comparar 1844, con 2023 en perspectiva. Por un lado, los que cargados de un ideal luchan por una patria libre e independiente. Por el otro, los que buscan y defienden sus intereses.
De pronto, se le ocurre pensar que para interpretar correctamente la realidad del presente, hay que regresar al 1492, visualizar la sociedad existente a la llegada de Cristóbal Colón, las acciones de los conquistadores, y los resultados del atraco colectivo que ejecutaron y su proyección al futuro.
Hasta 1492, la sociedad de la isla de Quisqueya, era una sociedad unificada, que compartía valores, principios y cosmovisión. Quizás la mejor síntesis está en los cuatro mandamientos que regían su existencia; no mentir, no robar, no ser vago, y respetar a los mayores.
Mientras el mandamiento supremo de los invasores europeos fue; “Buscar oro y riquezas, y apropiarse de la tierra; asesinando, esclavizando, y como sea”.
Fue cuando se dio cuenta, que precisamente esas dos dimensiones conductuales, se podría decir dibujan el cuadro conductual de los dos mega sectores enfrentados, tanto de la sociedad, los honrados y los delincuentes, como en las organizaciones políticas, los patriotas y los corruptos.
Unos, sinceramente, se sienten identificados con el bienestar colectivo. Y los otros, su único interés es el beneficio personal.
El asunto es que los nativos, los indios claros e indios oscuros, que por cierto para que no reclamaran las tierras de que fueron despojados, se estableció en la historia oficial, que habían desaparecido, para que sus descendientes no se le ocurra por reclamar o luchar por recuperar las tierras de que sus ancestros fueron despojados- quienes siguen siendo la mayor parte de la población dominicana, ellos, no tenían conciencia ni existía en su cultura el concepto de la propiedad privada. Todo era para todos.
Por su parte, los conquistadores, al ganar la guerra, y apropiarse del oro, de la tierra, y del ganado encontrado en la isla, crearon las grandes haciendas, luego con el capital acumulado se convirtieron en los propietarios de los grandes comercios, de los bancos, de las industrias, y los medios de prensa. Y a los nativos los convirtieron primero en sus esclavos, luego en sus siervos, luego en empleados y sobre todo, en soldados para que protejan sus propiedades y el sistema que establecieron.
Cuando miro cinco siglos atrás, en el año 1500 DC, veo la sociedad formada por los indios claros e indios oscuros, (los nativos tainos) y el pequeño grupo blanco europeo de conquistadores y sus sirvientes también blancos traídos de Europa. Luego vino la importación de negros, conformando la sociedad hasta 1844. Que luego se enriqueció con árabes, judíos, asiáticos, etc.
¿Entonces la guerra de conquista continúa? Dijo uno de los presentes, como sorprendido de sus propias palabras, al tiempo que se limpiaba la garganta con un sorbo de ron.
Todos guardaron silencio, esperando la respuesta. A lo lejos se escuchaban ruidos de truenos. El sazón del sancocho. El día se había vuelto lluvioso, con un calor, húmedo y molesto.
El 2023 se había convertido en uno de los más calurosos de la historia hasta el presente. Y el mundo seguía ignorando el problema del calentamiento global. Y las familias se negaban a sembrar alimentos en el hogar, para mitigar el problema ambiental.
Ciertamente, no hemos superado el canibalismo iniciado con la conquista. Lo que se agravó con la Guerra de la Restauración, donde el pueblo conquistado, derrotó a los conquistadores propietarios, los que por miedo se fueron con las tropas españolas, pero por desgracia, al Gregorio Luperón permitirle regresar, vía el desgraciado presidente Buenaventura Báez, retomaron el poder hasta el dia de hoy. Fue la respuesta.
Los rostros presentes, reflejaron sentimientos de no comprender el significado de la respuesta. Lo que obligó a regresar al pasado, a la esencia de la sociopolítica del siglo 18 y 19.
El asunto es; que, como el grupo dominante, son un por ciento muy reducido ante la población total, para mantener su concentración de la riqueza y perpetuarse en las propiedades que se adjudicaron, manteniendo la mayoría en la miseria, la estrategia ha sido, usar otros países como aliados estratégicos cuando necesitan aplastar al pueblo.
En 1822 usaron a los haitianos para imponerse al pueblo. Luego a los españoles en 1861 con la anexión. Y posteriormente a los norteamericanos y sus múltiples invasiones.
Al contemplar las reacciones de los presentes, de que habían entendido el asunto, tomó su vaso, se dio su petacaso de ron, elevó su mirada al cielo, pensando, y luego continuó:
Hace falta unificarnos como sociedad hacia objetivos que trascienden el canibalismo tradicional, y que los que más tienen, que por ser más privilegiados han podido educarse más, proponerse como meta convertir el país en una potencia emergente, para generar oportunidades y buen nivel de vida para todos.
Por desgracia unos son conscientes y actúan en consecuencia, otros, entienden que su riqueza es solo para acrecentarla y disfrutarla, al margen de los deberes sociales, privilegiando las importaciones sobre la producción nacional, condenando la RD al subdesarrollo y el desempleo.
Debemos proponernos profundizar en el cambio. Si el sistema instalado desde 1844 ha fracasado, debemos cambiarlo, administrarlo es prolongar el problema. Debemos pasar de un sistema presidencialista, representativo y que concentra el poder. A un sistema Federal, participativo y descentralizar las instituciones.
Lo primero es rescatar el sistema judicial, con un Consejo de la Magistratura formado por los Rectores Universitarios. Para garantizar un Ministerio Público independiente que sea designado por una super comisión formada por los Decanos de Ciencias Jurídicas de las Universidades. Establecer el Sistema de Jurados en la justicia.
Un poder legislativo unicameral. Que a los partidos políticos les toque el 50% de los miembros. Y a la sociedad organizada el otro 50%. Que las provincias puedan eligir sus gobernadores.
Que la partida de inversión del Presupuesto nacional se divida entre las provincias en proporción a sus habitantes como presupuesto provincial. Que cada provincia tenga sus Ministros provinciales.
Que los regidores municipales sean simultáneamente miembros del parlamento provincial.
Que los actuales ministerios se convertirán en Centros de investigación, desarrollo e innovación. Y la PN descentralizarla y convertirlas en Policías Municipales y del Distrito Nacional, cuyo director sea designado por los respectivos consejos de regidores.