Santo Domingo, RD.- Las aspiraciones presidenciales en el Partido Revolucionario Moderno, PRM, están en pleno apogeo, unos 24 dirigentes de esa organización aspiran a ser escogidos en un evento interno para encabezar la boleta presidencial con la cual buscaría el partido gobernante reelegirse en el poder en el 2028.
A pesar de que aún faltan tres años y cinco meses para el evento electoral del cual aún la Junta Central Electoral, JCE, no tiene ni siquiera la ruta marcada, los tres principales partidos del sistema ya cuentan con 34 aspirantes a competir por ser nominados internamente. La Fuerza del Pueblo, el Partido de la Liberación Dominicana, PLD y el Partido Revolucionario Moderno, PRM, han adelantado el activismo en procura de prepararse para la contienda apenas terminara el proceso electoral que reeligió a Luis Abinader para un nuevo periodo presidencial.
Al día de hoy las mayores posibilidades de hacerse con el poder la detenta el PRM dada la división que sacudiera el partido morado y le convirtiera en dos nuevas organizaciones políticas.
Una treintena de partidos integran el sistema, pero solo estos tres alcanzan a reunir simpatías suficientes y a tener estructuras organizadas con fortaleza para la competencia electoral.
En el PRM
Reelecto en el poder para un nuevo cuatrienio el Partido Revolucionario Moderno, PRM, ha logrado un nivel de fortaleza que supera en todas las encuestas el 38% de las simpatías, en varias incluso sobrepasando el 42% contrario a la oposición que apenas alcanzan ese 38% cuando se les suman sus puntuaciones individuales.
De los 24 aspirantes en el PRM siete de ellos logran alguna puntuación considerable, pero solo tres cuentan con estructuras al interno de la organización que le permiten acariciar un posible triunfo o cuando menos competir entre ellos mismos: David Collado, Carolina Mejía y Yayo Sanz Lovatón. Collado es el que concentra las mayores simpatías fuera del partido, pero acusa grandes debilidades dentro por la ausencia de una estructura organizada que sume dirigentes, dirigentes medios y militantes a la alrededor.
Ahora Collado apura el paso para construir cierta estructura por haberse granjeado como activistas a varios alcaldes y legisladores que han mostrado interés en respaldarle, aunque aún se muestran tímidos.
Mientras que Carolina Mejía tiene a su favor el contar con la estructura que respalda al ex presidente Hipólito Mejía quien ha afirmado públicamente estar en la calle del medio en la promoción de su pupila.
La estructura que respalda a los Mejías tiene la suficiente fuerza como para competir y se ocupa desde ya de agenciarse nuevos adeptos dentro de la militancia y dirigencia perremeista. Yayo Sanz Lovatón ha logrado compactar una estructura sobre la base de mercadearse en medio del proceso electoral, respaldar candidatos a síndico y legisladores que resultaron ganadores debido a su respaldo en todos los sentidos.
Ahora cuenta Yayo Sanz con cuadros agresivos, con una cuota importante de alcaldes y directores municipales y con más de una veintena de diputados y senadores, además de militantes y dirigentes de la organización oficialista que vocean a boca llena que Ya ellos tienen el suyo: Ya yo tengo el mío, dicen, parafraseando el nombre de su candidato.
Los tres, Collado, Mejía y Sanz llevan a cabo una evidente campaña interna y externa sin desaprovechar los escenarios propios del ejercicio de sus cargos como funcionarios.
Sanz incluso suma a sus aspiraciones la posibilidad de ser respaldado por la estructura que atesora el presidente Luis Abinader, aunque oficialmente este no se ha pronunciado.
No obstante algunos apuntan que ese respaldo solo sería posible si Abinader descarta no presentar a Raquel Peña como su propuesta al certamen interno, aunque otros apuestan en sus análisis que probablemente el mandatario opte por preservarse como líder de los perremeistas asumiendo la presidencia del partido y manteniendo distancia de todos los aspirantes.
La suerte estaría echada pues, para los perremeistas y de lograr galvanizar detrás de una escogencia sin trauma una nueva posibilidad de seguir otro cuatrienio en el poder.