viernes, mayo 3, 2024

Bacteria relacionada con el brote de neumonía en niños de China

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Una de las enfermedades que más se está propagando es la “neumonía andante” o “ambulante”, una infección que también se conoce como “neumonía atípica”. Esta afección está causada por la bacteria Mycoplasma pneumoniae, y el sistema de vigilancia mundial ProMed indicó que este gran brote en el país asiático puede estar vinculado con este germen. Precisamente sobre él publicaron un estudio cinco médicos españoles.

“Mycoplasma pneumoniae es una bacteria que carece de pared celular. Produce infecciones en todo el mundo, en brotes epidémicos cada 4-7 años, o en forma endémica. Sus manifestaciones clínicas se producen mayoritariamente en el tracto respiratorio y es una causa común de neumonía atípica”, explican en la investigación titulada Mycoplasma pneumoniae y resistencias a macrólidos.

En ella, Ana Isabel Álvaro Varela, Aitziber Aguinaga Pérez, Ana Navascués Ortega, Jesús Castilla Catalán y Carmen Ezpeleta Baquedano (médicos del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra) y de otros centros por separado como el Servicio de Microbiología Clínica del Hospital Universitario de Navarra, analizan la prevalencia de esta bacteria, su epidemiología y síntomas que provoca, el tratamiento y una de las claves por las que se está convirtiendo en un problema de salud pública en China: la resistencia a los macrólidos, un tipo de antibióticos que se utilizan para su curación.

Diagnóstico y síntomas de la neumonía atípica

Estudiantes abandonan una escuela en Pekín este jueves. EFE/EPA/MARK R. CRISTINO

Como ya comentamos, la bacteria Mycoplasma pneumoniae es uno de los desencadenantes de la neumonía atípica, una infección definida como “aquella neumonía que se asocia con clínica extra-pulmonar, presentación de patrón radiológico parcheado o intersticial en la radiografía de tórax, no identificación del agente causal en tinción de Gram o cultivo de esputo convencional y no respuesta a antibióticos betalactámicos”.

Se transmite entre personas por “gotitas respiratorias infectadas en el contacto cercano” y su periodo de incubación es de 2 a 3 semanas y para sus diagnósticos se utilizan tres tipos de pruebas: el cultivo, la serología y los métodos de amplificación de ácidos nucleicos (la PCR es la opción predilecta).

En España, las infecciones producidas por esta bacteria no están incluidas en el sistema nacional de vigilancia, por lo que no se disponen de datos sobre su presencia en nuestro país. Eso sí, las estimaciones indican que hay anualmente alrededor de 2 millones de casos de este tipo de neumonías en EEUU y, en consecuencia, 100.000 hospitalizaciones.

En cuanto a los grupos más afectados, tanto niños como adultos pueden verse infectados. Sin embargo, los casos en menores de un año son escasos y sí son más frecuentes entre los 5 y los 15 años de edad.

A la hora de determinar los síntomas es importante el estado inmunitario del huésped, ya que repercute directamente en la gravedad de la infección. En este sentido, el estudio señala que en adultos puede tratarse de una infección asintomática “muy frecuentemente”. Eso sí, cuando se produce el caso contrario y la clínica aparece, es complicado diferenciarla de otras infecciones respiratorias.

Estos son los síntomas más comunes que pueden durar varias semanas y meses:

  • Escalofríos.
  • Fiebre.
  • Tos.
  • Cefaleas.
  • Mialgias.
  • Artralgias.
  • Malestar general.

Los expertos señalan que la mayor parte de los casos de neumonía son “leves y limitados”, aunque en alguna ocasión se han producido “casos fulminantes”. Además, en niños es común la traqueo bronquitis acompañada de una amplia variedad de manifestaciones respiratorias superiores, como faringitis o rinitis.

Las complicaciones extra-respiratorias de Mycoplasma pneumoniae

Una mujer con síntomas de neumonía (Shutterstock)

Además de los problemas respiratorios, el 25% de los infectados pueden padecer otras complicaciones que no tienen que ver con esa rama de la salud. La investigación española detalla las más importantes:

  • Dermatológicas: síndrome de Stevens- Johnson (agente infeccioso más frecuente asociado a este síndrome), exantema, eritema multiforme, urticaria.
  • Neurológicas: meningoencefalitis, encefalitis, meningitis, síndrome de Guillain Barré, neuritis óptica.
  • Hematológicas: anemia hemolítica, anemia autoinmune, trombocitopenia, púrpura de Schonlein-Henoch.
  • Cardiacas: miocarditis, pericarditis, endocarditis.
  • Musculoesqueléticas: mialgias, artritis, rabdomiólisis.
  • Digestiva: gastritis, pancreatitis, hepatitis.
  • Otra: glomerulonefritis, Enfermedad de Kawasaki.

Azitromicina, uno de los antibióticos para su tratamiento

Las infecciones de esta bacteria pueden curarse solas sin tratamiento en un plazo de entre siete y 10 días. No obstante, en la mayoría de los casos el tratamiento antibiótico es indispensable. Los objetivos de su administración son mejorar los síntomas, reducir la duración de la enfermedad y curar los problemas extra-respiratorios.

En este sentido, los antibióticos más utilizados (sobre todo en niños), son los macrólidos, ya que “tienen acción antiinflamatoria además de antibiótica”. Y más concretamente, se eligen azitromicina, roxitromicina o claritromicina por su buena tolerancia y fácil administración. Las dosis y la frecuencia las estipulan los médicos.

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