Los investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias se emocionaron cuando lograron observar el nacimiento de una proteína formada por una sola molécula de ADN: nadie había visto antes este evento fuera de una célula.
Sin embargo, esa emoción fue solo el comienzo. Los conocimientos obtenidos a partir de la observación permitieron a los científicos diseñar el circuito genético más pequeño y autosuficiente jamás creado, una hazaña que en el futuro podría ayudar a diseñar células artificiales y crear nanodispositivos mejorados para su uso en biotecnología.
“Hemos descubierto un principio de diseño genético muy inteligente en la naturaleza, y eso es lo que nos permitió construir un circuito en una molécula de ADN individual”, dice el investigador postdoctoral Dr. Ferdinand Greiss, quien dirigió esta investigación en el laboratorio del Prof. Roy Bar-Ziv en el Departamento de Física Química y Biológica de Weizmann.
Al igual que un circuito eléctrico, cuyos componentes trabajan juntos para producir un efecto físico, como encender una bombilla, un circuito genético es una red de componentes celulares (genes, promotores, proteínas reguladoras) que juntos dan lugar a la expresión de genes u otro proceso biológico.
Y así como un circuito eléctrico es una unidad independiente que puede formar parte de dispositivos más complejos, un circuito genético es una entidad autónoma que puede servir de base para máquinas biológicas artificiales que se utilizarán en una variedad de aplicaciones médicas o biotecnológicas.