De navidad y perspectivas 2024 en RD

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Por Milton Olivo

En el último día del 2023, tenemos un frente frío refrescando la temperatura, y produciendo algunas lluvias. El país en paz, en campaña por las próximas elecciones municipales en febrero, y un presidente en reelección.

Siento que el acercamiento a Dios, a pesar de las apariencias, es creciente en la población. Como es tradicional, la mayoría en búsqueda de vivir en paz, de alcanzar creciente niveles de bienestar, de seguridad, y el afecto de los suyos.

Ausencia total de insultos en la batalla política. Más bien guerra de posicionamiento, en función de temas de interés y sumatoria de voluntades. Admirable el nivel de civilización que hemos alcanzado en la lucha por el poder.

Eso sí, como sociedad estamos atrapados en un modelo presidencialista, que desde 1844 ha sido un fracaso. Que ha sido pródigo en obstaculizar la debida institucionalidad. Incapaz de producir el salto necesario para convertir la República Dominicana en una potencia emergente.

Parte mayoritaria de la juventud está estudiando, desarrollándose, alcanzando superiores niveles de formación académica. Una minoría creciendo sin propósito, desorientada, salvo el buscar para consumir, a los que un servicio militar obligatorio, haría bien.

Veo el país, políticamente dividido, entre los que se aferran al proyecto de nación, con la noble meta de convertir nuestra Quisqueya en un país decente y desarrollado. Sin corrupción, ni impunidad.

Y otro segmento significativo de la población, gracias a Dios divididos, que su participación política el norte es la búsqueda personal de beneficios, al margen del entreguismo y la corrupción del liderazgo que apoyan.

Veo nuestras autoridades haciendo malabares, entre la presión de la potencia, la presión de un segmento comprometido de la sociedad, los garrotes de la oposición, y la indiferencia de otra parte de la sociedad.

Veo el país, prácticamente virgen, donde falta todo por hacer. Con la necesidad de impulsar los diversos sectores productivos potenciales, para generar los empleos que demanda la sociedad. Y una industria militar para garantizar nuestra soberanía e incrementar nuestras exportaciones. Sería un excelente uso de los 15 mil millones de dólares de nuestras reservas financieras.

Dónde sustituir importaciones por producción nacional es la clave. Donde el Estado debe convertirse en la turbina impulsora de la industrialización, que puede ser impulsando el desarrollo de los diversos sectores creando empresas y luego convertir la inversión en acciones y venderlas a los ciudadanos, emigrados, e inversionistas interesados.

Veo la necesidad de ponerle control a la invasión desde Haití. Antes que se convierta en problema de guerra interna, como en de los Hutus y los Tutsis. Y de hacerle saber a occidente que, entre Haití y RD, la unificación es imposible.

Que intentar unificarnos con Haití, es la fórmula más eficiente de llevarnos a una guerra civil. Y crear las condiciones para lanzarnos a los brazos de China o Rusia o ambos.

Como el actual sistema presidencialista, representativo y de justicia, ha sido un fracaso. Mi ilusión alternativa, es un sistema federal, participativo, con jurados en la justicia y las provincias eligiendo sus gobernadores, con sus propios ministerios y presupuestos. Para acelerar el camino hacia convertirnos en una Quisqueya potencia.

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