Cada 20 de septiembre se celebra el Día Internacional del Deporte Universitario, declarado oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el 2016.
El objetivo de este día es garantizar y preservar las actividades y programas deportivos en las instituciones de enseñanza superior, con la finalidad de fomentar la ética, los sistemas de valores, el juego limpio, la educación física, un estilo de vida sano, la calidad de vida, la igualdad entre hombres y mujeres, y la inclusión social, asegurando así una educación física de calidad para los estudiantes y los ciudadanos.
¿Por qué se celebra el Día Internacional del Deporte Universitario?
Para muchos estudiantes, la universidad es un período de transición: el paso de la adolescencia a la adultez. Es una etapa en la que se construyen amistades duraderas, se amplían horizontes y se desarrollan habilidades que trascienden lo académico.
El deporte juega un papel clave en esta transformación, brindando no solo una válvula de escape para el estrés, sino también la oportunidad de trabajar en equipo, superar desafíos y aprender a gestionar el éxito y el fracaso.
Esta celebración pretende reconocer y agradecer el esfuerzo que hacen las universidades en diversos lugares del mundo para propiciar la formación integral del alumnado en la cultura física y el deporte, como ejes fundamentales de desarrollo humano.
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Otro gran logro, ha sido el de conjuntar a gran cantidad de universidades, empresas dedicadas a la actividad física y a diversas autoridades deportivas en un entorno dentro del cual no solo se organizan eventos deportivos y se exploran oportunidades para los nuevos talentos, sino que se ha abierto el debate respecto del deporte ético y el juego limpio como forma de cultivar valores para la vida.
Beneficios de la actividad física
A pesar de que esta celebración nació teniendo un enfoque universitario, con el tiempo se convirtió en el evento deportivo de mayor diversidad cultural y con presencia del mundo.
El deporte no solo es beneficioso para el cuerpo, sino también para la mente. Estudios han demostrado que las personas que participan en actividades físicas regulares tienden a tener un mejor rendimiento académico y en el ámbito laboral. Esto se debe a que el deporte ayuda a reducir el estrés, ansiedad, depresión y mejora el estado de ánimo y aumenta la capacidad de concentración.
Además, la actividad física reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, tensión arterial alta, cáncer de colon, ayuda a controlar el sobrepeso y la obesidad. Asimismo, fomenta la sociabilidad, aumenta la autonomía y la integración social.
Ya sea en un entorno universitario donde las demandas académicas pueden ser abrumadoras, o en el mercado laboral, el deporte se convierte en una herramienta vital para mantener el equilibrio. Ya sea un partido de fútbol, una carrera de atletismo o una simple sesión de yoga, la actividad física permite desconectar del ritmo frenético de las clases, los exámenes, o las largas jornadas laborales, ofreciendo un espacio para la reflexión y el autocuidado.
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