SANTO DOMINGO. – En el deporte de alto rendimiento, donde cada segundo cuenta, el calor extremo se ha convertido en un rival implacable. Más allá del desafío físico habitual, las altas temperaturas comprometen el rendimiento y, en los peores casos, ponen en peligro la vida de los atletas.
Según explicó a la agencia EFE el doctor Pedro Ruiz Solano, especialista en Ciencias del Deporte, el calor funciona como un potente estresor que reduce la capacidad aeróbica y cardiovascular, lo que afecta la coordinación, la toma de decisiones y puede provocar colapsos térmicos. “A partir de los 40.5 °C, el rendimiento disminuye y se genera un efecto dominó en todo el sistema”, advirtió el expreparador físico del Levante UD.
Además del impacto físico, los signos de alarma de un golpe de calor incluyen confusión, incoherencia, irritabilidad e incluso pérdida de conciencia, según la médica rehabilitadora Patricia Núñez de Aysa.
El corazón y los pulmones deben esforzarse más para enfriar el cuerpo y oxigenar los músculos, lo que lleva al atleta a la fatiga mucho más rápido. De hecho, en deportes como el fútbol, el rendimiento aeróbico puede reducirse entre un 5 % y un 25 %, dependiendo del nivel de exposición.
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Ambos expertos coincidieron en la importancia de estrategias de prevención, como entrenar en horas frescas, hidratarse antes de tener sed, utilizar ropa transpirable y aplicar frío en zonas clave como el cuello, axilas e ingles. También señalaron que el sudor no solo es agua, sino que contiene electrolitos esenciales para el funcionamiento celular, por lo que recomiendan reponerlos con bebidas isotónicas.
Aunque el cuerpo puede adaptarse parcialmente al calor, los especialistas advierten que esta aclimatación no lo hace inmune al riesgo. “El 75-80 % de la adaptación ocurre en los primeros siete días, pero siempre hay que vigilar al atleta”, señaló Ruiz Solano.
En eventos recientes como Wimbledon o partidos en ciudades como Miami, se ha evidenciado cómo el calor puede marcar la diferencia entre la victoria y el colapso. En el deporte de élite, el enemigo invisible no perdona.