El toro por los cuernos y el rábano por las hojas

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Por: Patricia Arache
@patriciarache

Contrario a la propuesta del partido Opción Democrática, expuesta ante el país por el joven, diligente, abogado y muy bien valorado diputado de la Circunscripción 1, del Distrito Nacional, José Horacio Rodríguez Grullón, considero que el congreso debería contar con más, muchos más, representantes.

Eso sí, deben ser buenos y verdaderos congresistas, gestores para el fortalecimiento de la democracia y la defensa de la institucionalidad, que, por lo menos, lean los proyectos que aprueben, que manden a freír tuzas al denominado “hombre del maletín”, aquel que, de acuerdo a los relatos nunca desmentidos, surgió al final de la década del 70 y del que todavía dicen que está vigente, sin que parezca avergonzarnos, más de 50 años después.

Deben ser congresistas que no aprovechen el beneficio de la inmunidad parlamentaria que les confiere la Constitución de la República para hacer lo que les venga en gana e incurrir en crímenes y delitos a los que, unos que otros legisladores nos quieren acostumbrar, con tanto caradurismo que, incluso, vuelven a someterse al escrutinio electoral para una u otra posición de poder.

Opción Democrática, fundado por Minerva Josefina Tavárez Mirabal (Minou) ex diputada durante tres períodos consecutivos (2002-2016), tras ocupar la segunda posición de dirección en la entonces Secretaría (hoy ministerio) de Relaciones Exteriores (1996-2000), mientras militaba y pertenecía a órganos de dirección del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), propone la reducción del número de legisladores de la cámara baja de 190 a 140 integrantes.

De acuerdo a los cálculos de esa organización política, esa propuesta significaría un ahorro anual para el país superior a los 500 millones de pesos.

¡Nada mal!
Pero, la propia propuesta provoca reflexión y múltiples preguntas: ¿Cómo así?… Ciento cuarenta políticos, en vez de 190, tendrían la oportunidad para utilizar la cámara baja como botín de guerra. ¿Será el mal menor?…

¿Serán 50 diputados los responsables del “pecado capital” en el Congreso Nacional? ¿Los 140 que se elegirían, a partir de ese momento, serán los mejores representantes de las comunidades? ¿Los mejores escogidos? ¿Los que sepultarán el asistencialismo y paternalismo político? ¿Los impolutos? ¿Representarán con ética, responsabilidad, honestidad y compromiso a sus localidades?… ¡Bravo!

Siendo así, República Dominicana ya tiene la solución al tema sobre el cual tanto se ha debatido: una Cámara de Diputados con 50 integrantes menos será la mejor expresión de la verdadera democracia, de la aspiración institucional que tienen y merecen los dominicanos y de la necesaria representación y defensa de los valores patrios.

La verdad es que “la democracia es cara”, quienes la aprecian deben cubrir costos institucionales, económicos y sociales con la esperanza de disfrutar de libertad, igualdad justicia, calidad de vida, niveles de educación, de salud, de alimentación, de protección y seguridad adecuados.

Si el costo de la democracia fuera una buena justificación para suprimir representación, tendríamos que solicitar que los poderes queden concentrados en unas pocas manos para que, sin importar el estamento que representen, actúen en nombre de los conglomerados poblacionales.

La Cámara de Diputados está compuesta por 190 representantes del pueblo; 178 de ellos se eligen por representación proporcional a razón de 1 por cada 50,000 habitantes, mediante voto directo y secreto, en todo el país. Por lo menos, así está concebido en las leyes y la Constitución dominicana.

El día de las elecciones es una de las mayores ilusiones de un número grande de personas, que salen a votar, conscientes o no, por quienes creen que deben representarlos y esa acción, que parece mínima, es una de las pocas, quizás la única, con la que contribuyen a mantener la democracia, que no es la mejor, pero es la que tenemos.

“La democracia es cara” y no puede fortalecerse, ni siquiera dibujarse, con la reducción de representatividad en un órgano de construcción de políticas públicas. ¡Ojalá haya más diputados, pero que sean responsables, honestos, comprometidos y estén calificados y cualificados!

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