Por Petra Saviñón
El dengue es el tema. De repente, la enfermedad producida por un mosquito, el aedes aegyptis adquiere suma trascendencia. Sí, desde que antier el presidente Luis Abinader dispuso que 12 instituciones trabajen para combatirla.
Hasta ese día solo había reportes de la prensa que acudía a hospitales y a la rueda de prensa de los miércoles en la sede de Salud Pública y que denunciaban un rezago en la actualización del balance semanal de la Dirección Nacional de Epidemiología.
Así, mientras los periodistas informaban de hospitales repletos, las autoridades sanitarias proclamaban que todo estaba bajo control y sus datos arrojaban 13 mil casos y 11 muertos. Esto refutado por el Colegio Médico.
En ese cruce de números quedaba la nebulosa de dónde estaba la verdad. Mas, que el mandatario dispusiera nueve medidas para enfrentar el mal causado por el arbovirus, enciende la duda y las críticas revolotean.
Es cardinal que el gobierno y la población asuman con responsabilidad esta situación. El primero con acciones contundentes y cifras reales, verídicas que no dejen nicho a suspicacia. La otra con acatar las orientaciones.
Es asunto de trabajo común, de enfoques serios que no permitan margen de error, puesto que no es buena señal, las constantes denuncias de médicos y padres de que no hay cama pa tanta gente en los centros públicos y privados.
Con un virus tan antiguo entre los pobladores de esta isla, no es posible que aún a estas alturas tengamos la cantidad de afectados que dan las autoridades y si es cierto lo que afirma el CMD, si son más, peor todavía.
La parte más dolorosa es la de los fallecidos. Triste y terrible que sea cierto que esas defunciones ocurrieron por el mal manejo clínico, como denuncian epidemiólogos. Si es así, no llegaremos jamás.