Euro News-Francia.- El primer ministro francés, Michel Barnier, ha elogiado a Gisèle Pelicot por su “increíble valentía”, tras su visita a una clínica de salud femenina en un hospital de París (Francia). Barnier anunció que el Gobierno asignaría fondos adicionales para apoyar a las víctimas de la violencia doméstica, y dijo que ya se habían efectuado 33.000 pagos.
“Los fondos asignados por el Gobierno a la ayuda médica de urgencia han aumentado este año con más de 7 millones de euros de financiación adicional. Como saben, desde el año pasado, las víctimas de la violencia doméstica tienen derecho a una ayuda económica para poder abandonar su hogar, buscar refugio y cubrir sus gastos diarios”, dijo.
El primer ministro también añadió que, para finales de 2025, el procedimiento para presentar una denuncia por violencia doméstica se simplificará. “De aquí a finales de 2025, las mujeres podrán presentar denuncias desde el interior de todos los hospitales franceses que dispongan de un servicio de urgencias o de ginecología”, anunció y añadió que varios hospitales ya han comenzado a hacerlo.
La Fiscalía pide la pena máxima para su exmarido
Los fiscales franceses han pedido la pena máxima de 20 años de cárcel para el exmarido de Gisèle Pelicot, Dominique, que admitió haber drogado repetidamente a su mujer y haber invitado a hombres que había reclutado por internet a violarla entre 2011 y 2020 sin que ella lo supiera.
El juicio se ha prolongado durante casi tres meses y consta de 51 acusados. Se espera que el tribunal dicte sentencia antes del 20 de diciembre. Mientras Dominique Pelicot se declara culpable, muchos de sus coacusados niegan haber violado a Gisèle Pelicot, alegando que fueron manipulados o que tenían la impresión de que ella había dado su consentimiento.
Gisèle Pelicot, que renunció a su derecho a mantener el anonimato durante el juicio, se convirtió en un icono para los activistas que luchan contra la violencia sexual. Decenas de activistas feministas interpretaron una ‘haka’ mientras se celebraba el juicio en la ciudad francesa de Aviñón.
Las activistas también corearon “¡violador!” y sostuvieron bengalas de humo morado y pancartas en las que se leía “basta de la cultura del silencio”, “apoyo a Gisèle” y “la vergüenza cambia de bando”.