La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo le prohibió la entrada a Karen Celebertti, directora de la franquicia de Miss Nicaragua, quién regresaba al país con su hija después de participar en Miss Universo 2023.

Celebertti arribó este jueves 23 de noviembre, pero las autoridades migratorias del aeropuerto Augusto C. Sandino les informaron que ella y su hija no tenían autorización para ingresar al país y que tenían que regresar a México, donde se encontraban como parte del trabajo que realizan con Sheynnis Palacios, Miss Universo 2023.

Este domingo lograron ingresar al país, el esposo, la madre y el hijo de la directora de la franquicia de Miss Nicaragua, por lo que Celebertti pensaba que no tendría ningún problema con su ingreso, ya que la aerolínea no le notificó sobre ninguna restricción de ingreso al país.

La directora de Miss Nicaragua salió del país el pasado 3 de noviembre junto a la entonces Miss Nicaragua Sheynnis Palacios para el concurso de Miss Universo en El Salvador.

Dictadura había ordenado el destierro de Sheynnis Palacios

La dictadura Ortega-Murillo había ordenado no autorizar el ingreso de Sheynnis Palacios al país, después de su participación en el Miss Universo. También Despacho 505 conoció de las intenciones del régimen de prohibir la entrada de Celebertti desde el fin de semana pasado cuando informó sobre la revocación del destierro de la Miss Universo.

La Dirección de Migración y Extranjería había enviado un correo a la aerolínea Avianca ordenando “no abordar a la pasajera nicaragüense” en el vuelo previsto para el pasado domingo 19 de noviembre. Oficialmente, la aerolínea no le notificó a Sheynnis Palacios la orden de no entrada para no afectarla antes del concurso.

El triunfo de Palacios provocó una ácida reacción del régimen que difundió un comunicado que fue leído por Rosario Murillo en el que calificó las celebraciones que se han visto en Nicaragua como un intento de revivir lo que ella llama un golpe de Estado y advierte que no admitirá “provocaciones maquilladas” de quienes, según ella, “pretenden convertir un lindo y merecido momento de orgullo y celebración, en golpismo destructivo”.