Los próximos candidatos presidenciales de Guatemala están siguiendo la sugerencia del líder del vecino El Salvador y prometiendo a sus votantes que construirán megaprisiones y obligarán a las bandas criminales a someterse.

La fórmula del presidente salvadoreño Nayib Bukele se ha vuelto bien conocida por los ciudadanos de toda América Latina, y el líder de hablar duro y amante de Bitcoin disfruta de índices de aprobación que son la envidia de cualquier líder mundial, incluso un año después de suspender derechos clave para librar una guerra contra las pandillas de su país.

“Sería bueno adoptar su programa” en Guatemala, dijo Lucrecia Salazar, de 48 años, una funcionaria del gobierno que vive en un barrio del capital conocido como un semillero de pandillas y crimen. “Tenemos los recursos. Lo que nos falta es la voluntad”.

Ahora, muchos de los principales candidatos presidenciales de Guatemala están compitiendo para demostrar tal disposición, diciendo antes de la votación del 25 de junio que, si son elegidos, emularían las tácticas de mano dura de Bukele.

La ex primera dama Sandra Torres, del partido Unidad Nacional de la Esperanza, anunció su plataforma para los fanáticos en un hotel en mayo, diciendo que implementaría las estrategias de Bukele “para poner fin al flagelo del asesinato, el asesinato y la extorsión en nuestro país”.

Ella dice que construirá dos mega-prisiones para pandilleros.

Tras una explosión de violencia de pandillas en El Salvador en marzo de 2022, Bukele siguió una estrategia de arrestar a cualquier persona con un ligero indicio de afiliación a pandillas, que ahora suman más de 68,000 personas. Construyó lo que se anunció como la prisión más grande de América Latina.

Medida

El homicidio, que ya estaba en declive, se desplomó. La vida ha regresado a las calles y plazas públicas de muchas comunidades que habían estado durante mucho tiempo bajo el dominio de las pandillas y donde las familias solían esconderse en casa después del anochecer.

En Guatemala, muchas de estas mismas pandillas aterrorizan y extorsionan a la población. Pero el país tiene casi tres veces la población y cinco veces el área de su vecino, por lo que no hay garantía de que las estrategias de El Salvador puedan replicarse aquí.

Las tasas de homicidio en toda la región disminuyeron en 2020 debido a los confinamientos pandémicos. Pero si bien han seguido disminuyendo en El Salvador cada año desde entonces, de 19 por cada 100,000 habitantes en 2020 a solo 8 por cada 100,000 el año pasado, se han recuperado en Guatemala.

El año pasado, Guatemala tuvo 17 homicidios por cada 100.000 habitantes, frente a un mínimo histórico de 15,3 por cada 100.000 habitantes en 2020. En comparación, Honduras tenía 36 por cada 100.000 habitantes el año pasado.

El politólogo Renzo Rosal, de la Universidad Landívar en Guatemala, dijo que los candidatos están emulando a Bukele en parte debido al autoritarismo de Guatemala y en parte porque carecen de propuestas propias.

Un candidato poco probable, Amílcar Rivera, del partido Victoria, incluso adoptó un aspecto de Bukele, con una barba oscura y cortada y una gorra de béisbol. “El nivel de vacío es tanto que incluso copian tu apariencia física”, dijo Rosal.

Los fanáticos e imitadores de Bukele también han surgido en otras partes de América Latina.

En Argentina, las pancartas de campaña de Santiago Cúneo, un candidato marginal en las elecciones presidenciales de ese país en octubre, muestran fotos junto a él y el presidente de El Salvador.

La revista colombiana de derecha Semana recientemente puso a Bukele en su portada con el titular “El milagro de Bukele”, por una historia que elogia los logros de seguridad de su gobierno. Colombia celebrará elecciones locales y regionales en octubre.

Otra candidata guatemalteca, Zury Ríos Sosa, hija del fallecido dictador Efraín Ríos Montt y abanderada de la coalición de extrema derecha Valor-Unionista, expresó su admiración tanto por Bukele como por el ex presidente colombiano Álvaro Uribe, quien dirigió una campaña ofensiva contra las guerrillas izquierdistas durante su presidencia en 2002-2010.

Ríos Sosa ha prometido construir al menos tres nuevas cárceles bajo lo que ella llama el “Plan de Fuerza El Salvador-Colombia”.

“Tenemos que admitir que el presidente Bukele tenía el carácter, la fuerza y la determinación para aplicar la ley”, dijo Ríos Sosa.

Los defensores de los derechos humanos han criticado ampliamente lo que llaman la erosión del debido proceso en El Salvador. Carolina Jiménez, presidenta de WOLA, una organización no gubernamental con sede en Washington centrada en los derechos humanos en las Américas, ve las medidas prometidas por los admiradores guatemaltecos de Bukele como una ilusión de seguridad.

“El efecto Bukele es contagioso por las necesidades de seguridad que tienen las personas, una necesidad válida que no ha sido satisfecha”, dijo. Lo más fácil de decir es: “Puedo aplicar este modelo de seguridad aquí”.

“¿Pero qué sigue?”, preguntó Jiménez. “Las raíces (del problema) tienen que ver con la exclusión social, la pobreza y otros problemas estructurales”.

Danilo Cardona, un guardia de seguridad de 49 años en un restaurante en la capital de Guatemala, dijo que las políticas de Bukele no pueden ser copiadas en Guatemala “porque somos diferentes con diferentes problemas”.

“La seguridad es una prioridad, pero también lo es la educación, la economía y la desnutrición”, dijo Cardona.

Tal vez el mayor admirador de Bukele entre los candidatos de Guatemala no ha estado en la carrera desde la semana pasada, cuando la Corte Suprema de Guatemala lo declaró inelegible por violaciones de la ley electoral.

Pero el mes pasado, cuando el empresario conservador y populista Carlos Pineda todavía lideraba las encuestas, publicó un video de sí mismo aterrizando en El Salvador para ver cómo un país puede ser próspero “cuando no se roba el dinero”.

Pineda también envió un video de “carta abierta” a Bukele elogiando muchas de las medidas más controvertidas del presidente. “Mi objetivo es hacer en Guatemala exactamente lo que ustedes están haciendo en El Salvador”, dijo.

Oscar Romero, de 64 años, diseñador gráfico, dijo que apoyaría las políticas antipandillas de Bukele en Guatemala, especialmente para lidiar con la extorsión. Pero la gente debe ser consciente del posible compromiso, dijo.

“Habría que ver cómo van las cosas, porque es seguridad a cambio de libertad”, dijo.