El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió a “los países de la región” vecina a Haití una mayor implicación en la fuerza policial multinacional que se desplegará en ese país a petición de su propio gobierno, operación para la que no se vislumbra una fecha.
El portavoz de la ONU, Farhan Haq, dejó hoy claro en su rueda de prensa semanal que ese despliegue aún no está maduro, entre otras cosas, porque el Consejo de Seguridad no se ha reunido para tratar específicamente la cuestión y establecer “ciertos estándares” que deberá cumplir esa fuerza, ni tampoco ha programado una sesión al respecto.
Pese a las inconcreciones, Haq subrayó la “urgencia” que representa esa fuerza policial dada la situación de inseguridad que vive el país, y en particular la capital y el populoso barrio de Cité Soleil donde “la gente no puede caminar por las calles sin miedo a la violencia de las bandas”.
Hasta el momento, la oferta más clara para formar esa fuerza policial multinacional ha venido de Kenia, cuyo gobierno ha ofrecido a mil agentes -lo que fue reconocido y agradecido por el secretario general-, y a la oferta del país africano se han sumado los gobiernos de Bahamas, que ha ofrecido aportar 150 agentes y de Jamaica, que no ha concretado el número.
Esta oferta no parece suficiente, dado que el portavoz repitió una idea ya transmitida anteriormente: que el secretario general “anima a los estados miembros, en particular a los de la región, a apoyar igualmente esa operación”.
Haq reiteró que la fuerza policial “no será una fuerza de Naciones Unidas” en el sentido clásico de las fuerzas de paz conocidas como “cascos azules”, pues sus funciones se limitarán a apoyar a la policía haitiana para imponer el orden, pero en todo caso tendrá que tener el visto bueno del Consejo de Seguridad.
La última sesión del Consejo dedicada a Haití el pasado 5 de julio no trajo buenos augurios, y el representante de Rusia -país que dispone de derecho de veto- mostró su nulo entusiasmo por ese despliegue internacional al afirmar entonces que “la historia demuestra que esas intervenciones extranjeras han hecho más mal que bien en Haití”.