Partes del centro y sureste del gigante suramericano registran tempestades desde el viernes, con hasta 100 mm de lluvia por día, vientos de 100 km/h y caída de granizo, tras pasar por una fuerte sequía, según el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet).
En la capital Brasilia, los aguaceros fueron ampliamente recibidos como un alivio, luego del récord de más de 165 días sin lluvias.
En Sao Paulo, el estado más poblado del país, fallecieron siete personas, sobre todo por la caída de árboles y muros debido a la violencia de los vientos y las precipitaciones, informó la Defensa Civil estatal.
En Brasilia, un soldado murió y otro resultó herido luego de que un árbol cayera mientras retiraban una bandera frente al cuartel de la policía del Ejército, según una nota del comando militar de la zona.
También en la capital, funcionarios debieron abrir paraguas dentro del plenario de la Cámara de Diputados ante una cascada de agua pluvial que afectó los equipos electrónicos de la sala, según imágenes difundidas en medios y redes sociales.
Amplias partes de la ciudad de Sao Paulo quedaron a oscuras por las tormentas y al menos 1,6 millones de clientes seguían sin servicio eléctrico, indicó Enel, la empresa concesionaria del servicio energético en la mayor metrópolis de América Latina.
“En algunos locales, trechos enteros de la red fueron damnificados y será preciso reconstruir kilómetros de red, cambiar postes, transformadores y otros equipamientos”, dijo la empresa en una nota.
Brasil vivió en los últimos meses su peor sequía desde que se tienen registros, vinculada según expertos al cambio climático.
El tiempo seco favoreció la propagación de incendios -en su mayoría de origen criminal según las autoridades-, en numerosas regiones.