Las autoridades israelíes están decididas a continuar su guerra en la Franja de Gaza contra la organización islamista Hamás. Y ello, a pesar de la creciente presión internacional, incluida la de la ONU, en favor de un alto el fuego. El creciente número de víctimas civiles y el deterioro de la situación humanitaria están haciendo flaquear el apoyo global a Israel.
Tras una visita a los comandantes de las Fuerzas de Defensa de Israel, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, señaló que nada los detendrá.
“Esta guerra va a ser dura. Pero reconozco, y seguramente ustedes también lo ven en su documentación, el comienzo de una ruptura en Hamás. Veo que se empieza a entender que estamos decididos a continuar hasta el final y a destruir esta entidad”, declara Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel.
Por su parte, Hamás ha difundido imágenes de sus operaciones en la Franja de Gaza. Sus mortíferos ataques transfronterizos del pasado 7 de octubre, provocaron la implacable respuesta de Israel.
Los medios de comunicación estadounidenses informan de que, recientemente, Israel ha comenzado a bombear agua del mar en el vasto laberinto de túneles subterráneos de Hamás en Gaza, en una operación que, probablemente, durará semanas. Mientras lleva a cabo su acción, crece la preocupación ante la posibilidad de que algunos de los rehenes que permanecen en poder de Hamás, puedan estar retenidos bajo tierra.
Las lluvias torrenciales y las inundaciones en los campamentos de desplazados han agravado lo que se ha descrito como un ‘infierno en la tierra’ para los civiles palestinos. Ya en su tercer mes, la guerra que tiene lugar en Gaza, la más sangrienta de la historia para los palestinos, se recrudece, obligando a los supervivientes a enfrentarse a los bombardeos, las privaciones de alimentos y bienes de primera necesidad, y las enfermedades.
