Euronews.-Los monjes ortodoxos del monasterio de las Cuevas (Pechersk Lavra) de Kiev, el más importante del país, luchan contra el desalojo por parte del Gobierno de Ucrania.
El viernes pasado, el ministro de Cultura, Oleksandr Tkachenko, anunció la rescisión del contrato de arrendamiento que permitía a la Iglesia ocupar gratuitamente parte del monasterio. Según los medios ucranianos, la fecha límite para abandonar el lugar es el 29 de marzo.
Las autoridades argumentan que la comunidad de monjes que vive allí aún mantiene vínculos con la Iglesia Ortodoxa de Rusia.
Todo esto a pesar de que la Iglesia Ortodoxa ucraniana rompiera el año pasado sus lazos con el patriarcado de Moscú por su apoyo a la invasión rusa de Ucrania.
“Durante siglos hemos pertenecido a esta Iglesia, que tiene sus propios principios y patriarca. Ahora, pretenden hacernos pasar por una especie de agentes extranjeros o enemigos… Esto no es cierto, no es así. Este es nuestro pueblo, nuestra tierra y nuestra Lavra”, confiesa Avel, uno de los monjes del monasterio.
“No tenemos intención de abandonar”
El abad del monasterio, Pavlo Lebid, afirma que no tienen “intención de abandonar” el inmueble. Sin embargo, los periodistas han visto vehículos salir del monasterio. Según Avel, están trasladando algunos de los objetos más voluminosos en caso de que ocurra “algo inexplicable” y el desalojo siga adelante.
“En ese caso estamos preparados. Por eso se están sacando las cosas más pesadas”, dijo. “Dejamos la mayoría de las cosas en el monasterio (…). Muchos de nosotros, no tenemos otro lugar que no sea Lavra, es nuestro hogar. Para nosotros esta decisión ha sido un duro golpe”.
Rusia condena la expulsión de los monjes ortodoxos ucranianos
Moscú no ha tardado en condenar la decisión del Gobierno de Ucrania de desalojar el monasterio de la capital.
El portavoz del Presidente Vladímir Putin, Dmitry Peskov, calificó el lunes estas medidas de “decisiones escandalosas” y de una “actitud absolutamente sin precedentes” hacia la comunidad eclesiástica.
El Patriarca Kirill, líder de la Iglesia Ortodoxa leal a Moscú, ha hecho un llamamiento a líderes religiosos e internacionales, expresando su “profunda preocupación” por lo que calificó de ultimátum ilegal.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha denunciado la situación tanto a la ONU y como la Organización para la Seguridad y la Cooperación de Europa (OSCE); afirmando que es una violación de los derechos universales y constitucionales de los creyentes ortodoxos en Ucrania.
