Por Petra Saviñón
Es tan cierto aquello de que las cosas no son aclaradas nunca ni con el olvido ni con el silencio, que cae de la mata, gotea, la necesidad de plantear que sea esclarecido un tema que lastima a la sociedad.
Exacto, como el de los seis cuerpecitos hallados tirados en un lateral del cementerio Cristo Salvador. Nunca puede ser refrito una cuestión con preguntas por responder como las que estaban en palestra al momento en el que escribí mi artículo la semana pasada.
Como la forma en la que fueron entregados los cadáveres, que aparecieron algunos sin ropa, y todos sin siquiera una bolsa y la falta total de protocolos. A algunas respuestas han salido pero faltan otras.
He visto desatinos tales como preguntar si yo quería una misa de cuerpo presente, lo que resulta un insulto a la dignidad de esas criaturas. No, señor, no es necesario ese oficio para garantizar el respeto, el humanísimo, la conmiseración.
Sí, es cierto que los culpables a simple vista son el chofer y el zacateca independiente, hay más, puesto que el cementerio igual admite ese tipo de trámites, esa informalidad que deriva en que un intermediario pueda recibir cadáveres para sepultar allí de su cuenta.
Parece, por lo que dijo el administrador, que estos enterradores hasta sepultan a escondidas para evadir el pago del gravamen, que era lo que afirmó haría “el Grillo”. Por cierto, ya con un mes de prisión preventiva por un caso cuya pena oscila entre un mes y un año.
Horror de horrores solo imaginar el tipo de cosas macabras que esta licencia puede originar.
Las faltas del cementerio fueron denunciadas incluso por el propio Ayuntamiento de Santo Domingo Este, que criticó aceptara estos procedimientos.
Igual, la dirección del hospital no ha sido diáfana y habla de niños referidos desde otros centros que no cita, ni por la insistencia de medios de comunicación, lo que desata dudas, porque ese lugar es pequeño y poco equipado como para recibir referimientos.
Además ninguno era recental (o recentino para respetar la terminología popular), como informaron al principio, lo que extraña, pues el abandono de restos podría ocurrir en caso de neonatos pero es infrecuente en las edades que según el sanatorio tenían, entre 28 y hasta 40 semanas de nacidos. Esta última cifra es equivalente a nueve meses.
Que sigan las respuestas.