El reciente anuncio de OpenAI sobre el desarrollo de una plataforma de empleo impulsada por inteligencia artificial ha encendido las alarmas en el sector tecnológico, colocando a la compañía en rivalidad directa con LinkedIn y, de manera indirecta, con su propio inversor, Microsoft.

La iniciativa busca revolucionar la conexión entre empresas y candidatos, eliminando títulos académicos, currículums, solicitudes y procesos de selección tradicionales. En su lugar, el sistema promete emparejamientos automáticos utilizando únicamente el contexto de las vacantes y el perfil de cada persona, con el objetivo de reducir la fricción a costo cero y lograr una eficiencia superior a los métodos actuales.

El choque con los modelos tradicionales

La incursión de OpenAI en el ámbito de los recursos humanos se produce en un escenario donde la automatización ya ha impactado profundamente áreas como la asistencia personal, las finanzas y el marketing. Sin embargo, el sector laboral ha mostrado resistencia particular a la automatización, debido a la importancia que históricamente se les da a juicios subjetivos como la apariencia física, la puntualidad o el contacto visual en las entrevistas.

La apuesta de OpenAI apunta a desplazar esos criterios subjetivos, privilegiando el valor y las habilidades de los candidatos por encima de las normas sociales convencionales.

Implicaciones para Microsoft

El movimiento genera tensiones estratégicas: por un lado, Microsoft es inversor clave de OpenAI, pero al mismo tiempo es dueño de LinkedIn, la red profesional más utilizada del mundo. Esta nueva plataforma se perfila como un competidor directo de LinkedIn, planteando un dilema sobre cómo convivirán ambas propuestas en el mercado laboral digital.