France24.- Con 85 objetivos alcanzados y cerca de 40 muertos en ambos países, de acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos y el Gobierno iraquí, la promesa del presidente estadounidense se cumplió en menos de ocho días de haberla hecho.
“Responderemos”, dijo el mandatario estadounidense en un acto de campaña en Carolina del Sur, en el que pidió un minuto de silencio por los soldados muertos en un ataque en la frontera de Jordania con Siria, el mismo 28 de enero.
“Considero responsable a Irán en el sentido de que está suministrando armas a las personas que lo hicieron”, dijo Biden explicando uno de los argumentos de su Gobierno para llevar a cabo la ofensiva.
El ataque contra las fuerzas estadounidenses en Jordania fue reivindicado por la amalgama de milicias proiraníes Resistencia Islámica en Irak, algunas de las cuales forman parte también de la Multitud Popular, una coalición formada por milicias chiítas proiraníes, con el respaldo de Teherán e integrada en el Estado iraquí.
Para Rusia, el ataque solo aviva la delicada situación en Medio Oriente y muestra la necesidad de un “análisis urgente” del Consejo de Seguridad, mientras que deja ver al mundo entero “el carácter agresivo de la política de EE. UU. y el total desprecio de Washington por el derecho internacional”.
“Es evidente que los ataques aéreos están pensados especialmente para azuzar aún más el conflicto. Al atacar últimamente, prácticamente sin respiro, instalaciones de, según se afirma, grupos pro iraníes, en Irak y Siria, EE. UU. intenta sumir, de manera deliberada en un conflicto, a los países más grandes de la región”, subrayó Zajárova.
Para la diplomática rusa, este hecho, aislado del territorio estadounidense, lejos de su población e incluso de la de sus aliados cercanos de la OTAN y la Unión Europea, “debe ser condenado” por los organismos internacionales. Sin embargo, lejos de ser un tiro de un solo golpe, Washington ha dicho que esto es “solo el comienzo”.
El jefe de la Casa Blanca ha explicado que la respuesta bélica “continuará en los momentos y lugares que elijamos”, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, dijo que el presidente “ha ordenado acciones adicionales” para responsabilizar a la Guardia Revolucionaria y a las milicias afiliadas.
Un plan que incluso sigue su marcha, pese a que un prominente grupo pro-Irán en Irak, Kataeb Hezbollah, asegurara el pasado martes 30 de enero que iba a detener los ataques a las tropas estadounidenses.
Y es que para Estados Unidos, este escenario podría ser el momento perfecto para contraatacar luego de los distintos golpes que se han dado desde Oriente en su contra.
Desde el 7 de octubre, que el grupo islamista arremetió contra Israel, las fuerzas estadounidenses han sido atacadas más de 150 veces en acciones que – según datos oficiales del Gobierno de Biden- han sido respaldadas por Irán en territorio iraquí y sirio. En dichos ataques ha habido al menos 70 víctimas, la mayoría de ellas por lesiones traumáticas.
También sus navíos de guerra han sido blanco de las fuerzas hutíes, que respaldan a Irán en Yemen. Esta es una respuesta de los Hutíes a los bombardeos recibidos tras la presión que el grupo ejerce a los barcos en el mar Rojo en contra de la posición de Israel en la guerra de Gaza y que afectan el flujo del comercio en la zona.
Las ondas de choque del ataque
Anunciando la cifras de muertos: 23 en Siria y 16 iraníes -según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos con sede en el Reino Unido- ambos países respondieron a Washington y dieron su perspectiva de cómo esta situación puede encender aún más el ya sublevado conflicto en la región.
“Esta flagrante agresión ha causado 16 muertos, entre ellos civiles, además de 25 heridos, y ha ocasionado pérdidas y daños en edificios residenciales y bienes de los ciudadanos”, dijo el portavoz del Ejecutivo de Irak, Bassam al Awadi añadiendo que llamará al encargado de negocios de la embajada de EE. UU. en Bagdad para entregarle una “protesta oficial”.
Del lado sirio, el ministro de Exteriores advirtió que el actuar de Estados Unidos solo “alimentará el conflicto en Medio Oriente, de forma muy peligrosa”, y comentó que los argumentos de Biden para defender su ofensiva son “pretextos y mentiras para justificar el ataque”.
Irán, quien no se vio afectado por los ataques físicos, pero sí por las declaraciones verbales de funcionarios estadounidenses, advirtió que los bombardeos son una violación de la soberanía de Irak y Siria, y servirán para que el conflicto en la región aumente.
En un comunicado, el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí, dijo:
Los ataques de la noche pasada contra Siria e Irak son otro error estratégico del Gobierno estadounidense, que no tendrá otro resultado que la escalada de la tensión y la inestabilidad en la región
El impacto del ataque
Al Mayadín, la considerada capital iraní en Siria fue donde se concentraron los ataques aéreos estadounidenses. Otros se repartieron en Deir al Zur y el distrito de Al Bukamal, fronterizo con Irak, y que también supone una ruta de abastecimiento importante para algunas milicias proiraníes cercanas al Gobierno de Bashar al-Ásad.
Según el mismo Observatorio británico en este país, por lo menos 27 objetivos “importantes” fueron destruidos en el ataque, que en total cubrió unos 130 kilómetros.
Irak los bombardeos representaron destrucción de estructuras de la agrupación de milicias progubernamental Multitud Popular, integrada de facto en las Fuerzas Armadas iraquíes, en las zonas de Al Qaim y Akashat, aledañas a la frontera con Siria.
