Eronews.- El acto, celebrado en el emblemático Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, marca el inicio de una nueva era en la política catalana, prometiendo un Gobierno para todos y respetando la diversidad de la región.
Desde el 2010 Cataluña estaba gobernada por el independentismo y no es hasta 2024 cuando Illa romperá esa tendencia, con lo que políticamente le va a costar.
De hecho, la investidura quedó empañada tras el acto de Puigdemont en el Arc del Triumph y la posterior huida del mismo a Bruselas.
Un compromiso con la unidad y el servicio
Illa, visiblemente emocionado, prometió su cargo ante una audiencia que incluía autoridades políticas nacionales y autonómicas, así como amigos y familiares. Su discurso inaugural se centró en dos pilares fundamentales: unir y servir. El nuevo president expresó su voluntad de gobernar “lo mejor que sepa para todos”, enfatizando la importancia de respetar la diversidad y pluralidad del pueblo catalán.
En un contexto político a menudo polarizado, Illa hizo hincapié en la necesidad de contrarrestar “planteamientos divisivos, demagógicos y populistas” que pueden poner en riesgo la convivencia y la unidad civil de Cataluña. Su visión incluye el despliegue de políticas públicas que cohesionen social y territorialmente a la región, fomentando la prosperidad.
Un gesto notable durante la ceremonia fue el reconocimiento de Illa a sus predecesores, especialmente a Pere Aragonès, a quien agradeció por un “traspaso de responsabilidades ejemplar, respetuoso y eficaz”. Este acto de cortesía política subraya la importancia de la continuidad institucional y el respeto entre diferentes ideologías en beneficio de la gobernabilidad.
Cataluña: Tierra de acogida y solidaridad
Illa destacó el carácter acogedor y solidario de Cataluña, afirmando que la defensa de la lengua, cultura y tierra catalanas no va en contra de nadie ni busca perjudicar a nadie. Esta declaración refleja su intención de gobernar de manera inclusiva, reconociendo la riqueza cultural de la región sin crear divisiones.
La toma de posesión de Illa no estuvo exenta de la realidad política diversa de Cataluña. Mientras simpatizantes lo recibían con vítores y banderas del PSC en la plaza de Sant Jaume, un grupo de independentistas expresó su desacuerdo con pancartas y gritos de “Illa, dimisión”. Esta escena refleja los desafíos que el nuevo presidente enfrentará en su búsqueda de unidad y consenso.
Un futuro por construir
Salvador Illa inicia su mandato con la promesa de ser “el primer servidor público de Cataluña”. Su llamada a la unidad y su compromiso de servir a todos los catalanes marcan el comienzo de un nuevo capítulo en la historia política de la región. El éxito de su presidencia dependerá de su capacidad para navegar las complejas aguas de la política catalana, buscando puntos de encuentro entre las diferentes sensibilidades y trabajando por el bienestar de todos los ciudadanos.
La presidencia de Illa representa una oportunidad para redefinir las relaciones entre Cataluña y el resto de España, así como para abordar los desafíos sociales y económicos que enfrenta la región.