Por José Rafael Padilla Meléndez
Donald Trump gana las elecciones presidenciales en Estados Unidos con 312 votos electorales frente a 226 de su contendora Kamala Harris. Este resultado no solo ha impactado al país, sino, a gran parte del mundo, dando un giro a la política norteamericana, Este fenómeno ha sorprendido a muchos, ya que, en sus campañas anteriores, Trump no había logrado captar la mayoría del voto popular. En cambio, esta vez, su atractivo entre diferentes sectores del electorado fue innegable, logrando además esa significativa mayoría en el Senado.
Tres planteamientos que intentan explicar el comportamiento del electorado estadounidense:
La Retórica Divisiva de la Campaña de Trump: La campaña de Trump estuvo marcada por un tono abierto de intolerancia hacia ciertos grupos, especialmente inmigrantes y personas trans. Su discurso, tildado de racista y excluyente, calificó a inmigrantes como “invasores” y atacó a la comunidad trans con mensajes directos, lo que despertó un fuerte rechazo en sus opositores.
En este sentido, su victoria podría interpretarse como la preferencia de un electorado con posturas conservadoras y escéptico hacia la diversidad cultural, en contraposición a la visión inclusiva de Kamala Harris.
Estrategia y Candidata Demócrata: El Partido Demócrata, al elegir a Harris como candidata en sustitución de Biden, no logró captar el mismo apoyo moderado que tuvo en 2020. Harris, siendo una mujer racializada de San Francisco, fue percibida como demasiado “de izquierda” por algunos sectores, a pesar de sus intentos de acercarse a votantes moderados.
Además, su rol como vicepresidenta dificultó que se distanciara de las decisiones de Biden, lo cual fue especialmente notorio en temas como el conflicto en Gaza, causando descontento en sectores progresistas.
La Economía y la Nostalgia por los Primeros Años de Trump: Para muchos votantes, los primeros años de Trump en la Casa Blanca fueron una época de relativa prosperidad económica. A pesar de la recuperación económica post-pandemia bajo la administración de Biden, el aumento de precios en productos básicos y la crisis de la vivienda han dejado una sensación de insatisfacción. Trump aprovechó esta percepción para posicionarse como el “candidato de la restauración”, evocando un regreso a esa estabilidad económica que muchos recuerdan.
El Futuro del Gobierno de Trump
Con el control del Senado y una influencia sólida en el Poder Judicial, incluido el Tribunal Supremo, Trump cuenta ahora con un margen de maniobra considerable para implementar su visión. El Partido Republicano de hoy se ha unificado en torno a un nacionalismo económico. La promesa de una “mano dura” en temas de inmigración y de restauración de la “grandeza” de Estados Unidos plantea un escenario de mayor polarización y control institucional.
Mientras que, para algunos analistas, este retorno de Trump al poder podría representar una amenaza a la democracia, para otros significa la consolidación de una figura política que, aunque polémica, ha sabido capitalizar el descontento popular. En un país que parece cada vez más dividido, el liderazgo de Trump se visualiza como una tendencia distinta viendo los resultados electorales alcanzados en el recién pasado proceso, y podría bien definir una nueva era para ese país.