“Una fiscal”

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Por: Valentín Medrano Peña

Es una mujer y abogada que aprueba las exigencias institucionales para mandar y dirigir al poder punitivo, en tal virtud posee la autoridad legal para mandar a la autoridad policial en ocasión de una investigación penal. Mujer y superior facultativamente a la policia” (Twit).

La policía tiene dos grandes campos de acción, participar en la investigación penal y en la prevención de los crímenes y delitos, por ende, podemos afirmar que poseemos, de cara a la ciudadanía y al derecho penal, una policía investigativa, una administrativa y otra preventiva, las que, por mandato constitucional, no son deliberativas y están subordinadas al poder civil legalmente instituido.

A su vez, el poder civil (Poder Ejecutivo, gobierno, presidente) cede la persecución penal a un órgano constitucional denominado Ministerio Público, compuesto por fiscales con unidad de cuerpo e indivisibles por mandato constitucional, de manera pues, que en ejercicio de sus funciones.

Cuando un fiscal (Ministerio Público) actúa, para bien o mal, actúa la Procuradora General de la República, la directora de Persecución, el titular de la Pepca, todos los fiscales titulares y titulares de procuradurías especializadas, procuradores de cortes, y en fin todos los Ministerios Públicos de cualquier rincón de la nación, de ahí que se deba tener como un agravio a doña Miriam Germán, a la Mag. Yeni Bernice o al Mag. Wilson Camacho, a los demás adjuntos y fiscales y fiscalizadores el agravio a cualquiera de los miembros de ese órgano, lo mismo que un acto de cortesía a estos deba entenderse como cortesía institucional, a todos y todas sus componentes.

Lo dicho creo una carga de responsabilidad a los fiscales que deben poner más ahínco, denuedo y responsabilidad a sus actuaciones porque en las mismas ajan o lustran a un órgano constitucional y a todos sus miembros.

El conflicto en que fue vejada una fiscalizadora vejó a todos los fiscales, dañó a la institucionalidad, desarropó los lastres de la arbitrariedad cuartelaria y dibujó el fracaso de la reforma policial. Queda la constante de la pregunta que rebota en las cabezas preocupadas de ciudadanos sin rangos, -“¿Si eso es a una fiscal qué no me harían a mí que soy un civil sin facultades?”-.

¿La falta de una placa es causa de aplicación de técnicas policiales de fuerzas o es una infracción de simple policía que de hecho compete a otro subcuerpo policial llamada Digesett?

Hace años me enseñó Rigoberto Rosario que manifestarse acre (malcriado) no es más que la reacción al sentirse desamparado, impotente y afectado en sus derechos, un acto reflejo de respuesta a la conculcación.

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