Santo Domingo. – La noche del pasado viernes, el distrito municipal La Guáyiga, en el municipio Pedro Brand, provincia Santo Domingo, fue testigo de una tragedia que dejó a la comunidad consternada y en duelo.
Un hecho de violencia fatal acabó con la vida de Sujeiri Castillo, una mujer de 38 años, conocida cariñosamente por sus seres queridos como Sugey. La fatídica noche transcurría de manera apacible hasta que el horror se desató.
Sugey se encontraba disfrutando de una velada en compañía de unas amigas cerca de su residencia. La camaradería y las risas se interrumpieron bruscamente cuando apareció «Carlitos», el hombre que, hasta ese momento, compartía su vida con ella.
Armado y cegado por una furia incontrolable, Carlitos disparó repetidamente contra Sugey, arrebatándole la vida en un instante.
La escena se convirtió en un caos. Los gritos de horror y el sonido de los disparos resonaron en la tranquila comunidad.
En medio de la confusión, Karina Bautista, una de las amigas de Sugey, también resultó herida. La joven fue rápidamente trasladada al hospital Dr. Vinicio Calventi, en el municipio Los Alcarrizos, donde recibe atención médica para sus heridas.
Tras cometer el crimen, Carlitos, cuyo nombre completo aún no ha sido revelado por las autoridades, se entregó a las fuerzas de seguridad. Este acto de entrega no mitiga el dolor ni la incomprensión que embarga a los familiares y amigos de Sugey, quienes ahora deben enfrentarse a una realidad desgarradora.
La comunidad de La Guáyiga se encuentra en estado de shock, tratando de comprender cómo una noche que parecía destinada a la alegría y la amistad terminó en una tragedia tan brutal.
Los vecinos, consternados, comentan la noticia con tristeza y rabia, exigiendo justicia y preguntándose qué pudo haber llevado a Carlitos a cometer tal atrocidad.
La muerte de Sugey Castillo no es solo una pérdida para su familia, sino también un recordatorio doloroso de la violencia de género que sigue afectando a tantas mujeres en la sociedad.
En su memoria, la comunidad y las autoridades deben redoblar esfuerzos para prevenir y erradicar estos actos de violencia, asegurando que ningún otro hogar sea devastado por la tragedia que hoy enluta a La Guáyiga.
