Abinader y su promesa de un concordato con los evangélicos

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Por Juan Cruz Triffolio

Entre las tantas promesas incumplidas ofertadas por el entonces candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno -PRM-, Luis Abinader Corona, se registra el haberse comprometido a firmar, una vez llegara a ocupar el solio presidencial de la República Dominicana, un Concordato con las Iglesias Evangélicas del país.

Con tal propósito el Estado daría un tratamiento igual al que recibe la Iglesia Católica desde los tiempos en que gobernaba la nación dominicana Rafael Leónidas Trujillo Molina.

El compromiso anunciado por Abinader Corona tuvo sonoridad en el transcurso de una visita realizada al Reverendo Rubén Díaz, presidente de la Organización de Ministros Hispanos del Estado de New York, ubicada en el corazón del Condado de El Bronx y en donde participaron decenas de miembros de la referida organización religiosa.

Ante lo prometido por el actual presidente de la República, el ministro cristiano, quien dirige a centenares de congregaciones evangélicas, dijo sentirse complacido porque como “…pastor he escuchado algo de labios del señor Luis Abinader que de verdad me ha alegrado y es que hay que hacer un Concordato con los evangélicos de la misma forma que hay con la Iglesia Católica para que exista igualdad para todos”.

Asimismo, el Reverendo Díaz subrayó que el compromiso expuesto por Abinader le había llamado la atención de “una forma especial” y que de inmediato iba a hablar con todos los pastores “para expandir esa noticia tanto en la nación norteamericana como en la República Dominicana”.

Al término de las palabras del reconocido líder religioso, rápidamente intervino el hoy mandatario dominicano para subrayar: “…quiero decirle, es una primicia, pero ya, muchos pastores con quienes nos hemos reunido están preparando esa propuesta porque, además, es justa y nosotros la vamos a practicar, y ante usted, tenemos que cumplirla…”.

A manera de recordatorio, el actual inquilino del Palacio Nacional también recordó, mientras un número considerable de integrantes de la Organización de Ministros Hispanos escuchaban con atención, que “los dominicanos allá (en RD) nos dividimos en términos de seguimiento, en dos iglesias, en la Iglesia Católica y en la Iglesia Evangélica, entonces tenemos que darle también el mismo tratamiento o sea, es un acto de justicia y mientras tengamos un sólo Dios y seamos temerosos de Dios, eso es lo más importante que debe tener un líder político”.

La emoción y la alegría reinante en aquel encuentro fue tan inmensa que motivó al presidente de la mencionada organización evangelizadora a llamar de inmediato, por vía telefónica al Pastor Fidel Lorenzo Merán, representante del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica –CODUE- en aquel momento, para compartir la promesa, recibiendo como respuesta: “… ya eso está armado ahí, porque Luis sabe que en el período de Hipólito, era un pacto social y se armó todo, pero se agotó el tiempo y no se llegó a concretizar… pero nosotros nos pusimos de acuerdo…Estamos en la misma página…”

Vale recordar que transcurrido algo más de tres años de gobernanza del representativo perremeísta y a pesar del Reverendo Díaz expresar, en aquella ocasión, que hacer referencia a un Concordado con la comunidad evangélica dominicana es hablar de “palabras grandes” que ponen “los pelos de punta”, el compromiso en cuestión luce haber caído en el vacío sin trascender más allá de la recurrente retórica electoral hueca.

Algo también similar ha ocurrido con el interés manifestado por el reconocido y prestigioso dirigente religioso en referencia, quien de manera espontánea y emotiva planteara al licenciado Abinader Corona que, una vez fuera investido como presidente de la nación de Duarte, le permitiera el honor de convertirse en ciudadano dominicano, oficialmente.

Se plasma en un documento videográfico sobre aquel ameno y emotivo encuentro que tan pronto el vigente mandatario escuchó tal solicitud reaccionó expresando: “esa es una promesa, una promesa, es.., a mucho orgullo, a mucho orgullo, usted se la ha ganado y con creces por su aporte a la República Dominicana”.

Algo parecido a lo acontecido con la promesa del Concordato con los evangélicos del país, también ha sucedido con la aprobación de la ciudadanía dominicana aspirada y bien merecida por el pastor Rubén Díaz.

¿Razones…? No las sabemos… ya el tiempo dirá y mientras tal realidad ocurre permítanme evocar la prosa del corte musical, brillantemente interpretado por el exquisito maestro de la canción Armando Manzanero, calzado con el sugerente título: Esperaré…

Mientras tanto, en lo que el hacha va y viene, todavía retumban entre las paredes del templo en donde pastorea el Reverendo Rubén Díaz las palabras del licenciado Luis Abinader al aquilatar la figura y el accionar del aludido dirigente religioso afirmando en aquella mañana soleada: “…nosotros acudimos a saludarlo, como en otras ocasiones lo hemos hecho también, porque el Reverendo siempre ha sido  una persona solidaria con los dominicanos, aquí en New York, sumamente solidaria, también, con el pueblo dominicano…y nosotros le agradecemos, profundamente esa solidaridad”.

Asimismo, Abinader Corona manifestó que “…el Reverendo… es un hombre de principios fuertes que hay que respetárselos, le agradecemos que practica la política con sinceridad y eso es algo que sus seguidores  y los que no lo siguen también, lo reconocen …vengo aquí como amigo del Reverendo a agradecerle siempre su solidaridad con los dominicanos, aquí, en New York… así que, mi esposa y yo, reiteramos nuestra amistad y cuando él visite Santo Domingo, esperamos recibirlo en nuestra casa y le vamos a brindar unos quipes, porque nosotros somos de origen árabe”.

Después de aquella significativa valoración y a pesar de los años y los meses transcurridos quizás valdría la pena terminar estos apuntes exclamando a viva voz: Ya veremos…!!

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