REDACCIÓN.– Las sirenas sonaron con fuerza este jueves en la isla japonesa de Kokkaido, donde viven algo más de cinco millones de personas. Las autoridades llamaron a los residentes a refugiarse cuanto antes, tras el lanzamiento de un misil intercontinental norcoreano, “de rango medio o superior”, según informó más adelante el Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano.
La alarma desactivada tan solo unos minutos después, una vez la Guardia Costera nipona informó que el misil habría caído en el mar, en un punto sin determinar.
La tensión es más que evidente en la zona, con diferentes países sospechando del uso por parte de Pionyang de un nuevo tipo de armas, más difíciles de detectar. Desde Tokio no dudan en hablar de las acciones norcoreanas como “un ultraje”.
“Esta acción de disparar es un ultraje que aumenta la provocación a toda la comunidad internacional”, denunció ante la prensa el secretario jefe del gabinete de Japón, Hirokazu Matsuno. “La serie de acciones de Corea del Norte, incluidos los repetidos lanzamientos de misiles balísticos, amenazan la paz y la seguridad de Japón, de la región y de la comunidad internacional, y son absolutamente inaceptables“.
En Seúl, mientras tanto, la noticia de las pruebas realizadas por Corea del Norte ya no causa sorpresa, pero sí enfado. Park Young-kwon, ciudadano de 76 años, tiene claro que “esto no debe ser tolerado por la comunidad internacional. Debe haber sanciones más fuertes que ahora”.