El enfoque creativo de Steve Jobs, el genio detrás de Apple, no se basaba simplemente en tener una visión singular para construir algo verdaderamente impactante. De hecho, esta radicaba en la habilidad para conectar puntos y de esta manera integrar experiencias y conocimientos de manera no convencional mediante estrategias para desarrollar su amplitud mental.
Esto le permitía a Jobs ver más allá de lo evidente y percibir conexiones donde otros solo veían fragmentos desconectados.
Para Jobs, la creatividad no era el acto de extraer algo de la nada y los concebía más bien como la creación de un mosaico, donde cada experiencia y cada punto de conocimiento, representaba una pieza fundamental del rompecabezas.
La magia detrás de la amplitud mental
Para Jobs, la verdadera magia en el proceso creativo ocurría cuando se conectaban estos puntos de maneras no convencionales. Para ello, utilizó cinco claves que le permitieron innovar en cualquier área, Y estos son:
1 – Desarrollar un pensamiento crítico.
2 – Fomentar una cultura diferente.
3 – Abrazar la diversidad.
4 – La importancia de conectar puntos de las experiencias.
5 – Aceptar los errores como parte del proceso creativo.
Al profundizar en su metodología, se encuentra que para Jobs, el pensamiento crítico era esencial para cuestionar lo establecido y tomar decisiones fundamentadas en evidencias.
Esto, mientras promovía una cultura que valorase los cambios y lo disruptivo, aspectos que consideraba pilares para la evolución y la adaptabilidad.
Además, la diversidad era vista como una fuente de riqueza que permitía generar conexiones únicas. De hecho, Jobs reconocía el valor de las nuevas generaciones, sobre todo los centennials y millennials, que rompían los moldes tradicionales y aportaban visiones novedosas. Para el fundador de Apple, era fundamental crear una cultura que acogiera lo disruptivo como una oportunidad para el desarrollo y la innovación.
Mientras que la capacidad de conectar experiencias aparentemente ajenas entre sí era crucial para entender su trayectoria retrospectivamente. Esta filosofía hace énfasis en la importancia de “unir los puntos”, cómo por ejemplo el curso de caligrafía que el empresario hizo en sus años universitarios y que eventualmente influenció el diseño de las tipografías de los Macintosh.
Por último, Jobs consideraba que los errores no eran fracasos, sino como oportunidades para mejorar y progresar, un enfoque que recomendaba cultivar en cada entorno.
Una filosofía con gran influencia
Esta filosofía de Jobs, que fue planteada en su célebre discurso de Stanford el 12 de junio de 2005, sigue inspirando a individuos y empresas a adoptar una mentalidad abierta y a integrar disciplinas y experiencias variables en sus procesos creativos e innovadores.
Debido a que ve la creatividad como un mosaico de piezas que, cuando se conectan de formas inesperadas, pueden dar lugar a obras significativas y revolucionarias, como fue el caso de Apple.
Además, estos principios continúan influyendo en las nuevas generaciones de creativos y emprendedores que buscan ver más allá de lo evidente y abrir las puertas a nuevas fronteras de lo posible.