La familia real británica pasa por momentos difíciles. Aunque el Palacio de Buckingham confirmó que al rey Carlos III le fue detectado cáncer, solo se limitó a señalar que no es de próstata. Sin especificar de qué clase de neoplasia maligna se trata, la noticia ha causado consternación, mientras desde Downing Street intentan calmar las preocupaciones.
Tras el sorpresivo anuncio, este martes 6 de febrero, el primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, aseguró que la enfermedad del monarca fue detectada en una “etapa temprana”, por lo que dijo sentirse agradecido, aunque “conmocionado y triste”.
“Todos nuestros pensamientos están con él y su familia. Afortunadamente, esto se ha detectado a tiempo”, describió Sunak sobre cómo recibió la noticia, durante una entrevista con ‘BBC Radio’.
Cuando se le preguntó en qué información se había basado el premier para su comentario, un portavoz de Downing Street sugirió que se refería al hecho de que el Palacio de Buckingham había notado la rápida intervención de su equipo médico.
Sunak, además, señaló que seguirá en contacto constante con el soberano de 75 años y recalcó que todos esperan que el rey “reciba el tratamiento que necesita y se recupere por completo”.
“Eso es lo que todos esperamos y oramos y, por supuesto, estoy en contacto regular con él y seguiré comunicándome con él con normalidad”, añadió el primer ministro.
La noticia sobre la enfermedad de Carlos III, comunicada por la familia real en un escueto comunicado, se conoce justo pocos días después de que la princesa de Gales, Kate Middleton, esposa de William, el heredero al trono fuera hospitalizada tras complicaciones por una cirugía abdominal. Aunque recientemente recibió el alta, se encuentra en proceso de recuperación y no se espera que vuelva a sus funciones hasta la primavera.
La cronología del diagnóstico
Las primeras informaciones sobre la enfermedad del rey –que el pasado septiembre cumplió su primer año como líder de la corona británica– se conocieron públicamente el pasado 17 de enero. Ese día, el Palacio de Buckingham captó la atención mundial cuando señaló que Carlos III asistiría al hospital, la semana siguiente, para recibir tratamiento por una próstata agrandada.
Desde entonces, se ha ido conociendo poco a poco más información que ha despertado tanto interés como preocupación de muchos en el territorio británico.
Un poco más de una semana después del primer anuncio, el pasado 26 de enero, el hijo de la fallecida reina Isabel II, a quien sucedió en el trono, ingresó a la Clínica de Londres para ser intervenido quirúrgicamente de esa glándula.
Tres días después de la intervención quirúrgica, el 29 de enero, el soberano fue dado de alta. El monarca abandonó el centro hospitalario, acompañado de su esposa Camila Parker, mientras saludaba al público que lo esperaba en las inmediaciones del lugar.
“Su majestad desea agradecer al equipo médico y a todos los involucrados en apoyar su estancia en el hospital, y está agradecido por todos los amables mensajes que ha recibido en los últimos días”, señaló el Palacio de Buckingham en un comunicado emitido ese mismo día.
El 31 de enero, la reina consorte Camila Parker publicó que su esposo se encontraba “haciendo lo mejor que puede” tras su tratamiento hospitalario.
El 4 de febrero, Carlos III hizo su primera aparición pública tras su intervención quirúrgica. Fue visto junto a Parker cuando asistieron a una misa en la iglesia anglicana de Santa María Magdalena, en Sandringham, en el este de Inglaterra.
Pero el 5 de febrero, tomó un sorpresivo giro para sus seguidores cuando Buckingham anunció que el rey padece cáncer.
Este 6 de febrero, el rey fue visto públicamente, mientras salía en un vehículo de Clarence House, una de las residencias reales, en Londres.
Poco ha trascendido de los detalles de su enfermedad, mientras su hijo menor, el príncipe Harry, que reside en Estados Unidos, llegó a Londres para acompañar a su padre.
¿Quién asume las funciones del rey?
El primer ministro británico remarcó que continuará estando en comunicación con el rey para informarle sobre los asuntos de interés. Sin embargo, el monarca debe hacer una pausa en su agenda.
Ante esta situación, algunos miembros de la realeza dan un paso al frente. El primero es su hijo William, príncipe de Gales. Aunque el siguiente en la fila para heredar el trono había comunicado que disminuiría sus actividades para acompañar a su convaleciente esposa, el lunes, el mismo día en que fue anunciado el diagnóstico de su padre, informó que reanudará sus funciones.
Los miembros activos de la familia real llevan a cabo más de 2.000 compromisos oficiales en Reino Unido y en el extranjero, que van desde visitas hasta iniciativas comunitarias, dando la bienvenida a jefes de Estado visitantes, reuniones con invitados en fiestas oficiales y entrega de honores al público. También realizan viajes al extranjero para fortalecer las relaciones diplomáticas y económicas de la Commonwealth.
Se espera que además de William otros miembros de la monarquía británica aumenten las capacidades de sus agendas. Al príncipe de Gales se unirán los hermanos del soberano y otros miembros de la familia para ayudar a llevar a cabo deberes públicos durante su ausencia.
Con excepción de William y su esposa Kate, todos los que actualmente llevan a cabo compromisos reales tienen más de 50 años de edad y algunos ya tienen 80 años.
Uno de los miembros de la familia que más compromisos sostiene es la hermana del rey. La princesa Ana, de 73 años y quien ocupa el puesto 17 en la línea de sucesión, usualmente encabeza el recuento anual de encargos reales que se llevan a cabo cada año.
También se espera que el hermano menor del rey, el Príncipe Eduardo y su esposa Sophie den un paso al frente y lleven a cabo más deberes reales para ayudar al monarca.
La prensa local resalta que Carlos III siempre había querido una monarquía reducida, pero después de que su hijo menor, Harry, se mudara a Estados Unidos y su hermano Andrew se viera obligado a alejarse de sus compromisos públicos por sus vínculos con el fallecido delincuente sexual Jeffrey Epstein, ahora hay alrededor de una docena de personas activas en la realeza.
La Constitución británica dicta que un soberano sucede en el trono en el momento en que muere su predecesor, antes de ser proclamado al pueblo, por lo que no hay un intervalo de tiempo para hacerlo, aun cuando las ceremonias oficiales se lleven a cabo después.
Las reglas, la mayoría de las cuales datan de hace cientos de años, dictaminan que la corona pasa al hijo mayor del monarca y la línea luego es dictada por el orden de nacimiento y la cercanía al soberano existente.
