REDACCIÓN.- Caminar es una de las actividades físicas más accesibles y beneficiosas para la salud. En los últimos años, el debate sobre la cantidad de pasos diarios necesarios para mejorar la salud ganó protagonismo.
Sin embargo, un nuevo estudio puso en evidencia que la velocidad con la que se camina también es crucial, especialmente para la salud del corazón.
Este hallazgo refuerza la importancia de no solo caminar, sino hacerlo a un ritmo que aporte beneficios adicionales a la salud cardiovascular, un factor muchas veces pasado por alto en las recomendaciones sobre actividad física.

Caminar regularmente tiene múltiples beneficios para la salud. Es una actividad de bajo impacto que mejora la circulación, fortalece los músculos y huesos, y ayuda a mantener un peso corporal saludable. Además, caminar reduce el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
El beneficio cardiovascular es particularmente importante, ya que caminar favorece la circulación sanguínea, reduce los niveles de colesterol malo (LDL) y ayuda a mantener una presión arterial saludable. Además, caminar promueve la oxigenación del cuerpo y mejora la eficiencia del sistema cardiovascular en general.

El estudio recientemente publicado destaca que, más allá de la cantidad de pasos, la velocidad de la caminata juega un papel fundamental en la prevención de arritmias cardíacas.
El trabajo revisado por pares analizó los datos de 420.925 personas del Biobanco del Reino Unido que proporcionaron información sobre su velocidad al caminar. De estos, 81.956 ofrecieron detalles adicionales sobre el tiempo que dedicaron a caminar a diferentes ritmos.
En ese sentido, los investigadores clasificaron los ritmos de caminata de la siguiente manera:
- Caminata lenta: inferior a 5 km/h
- Paso constante o promedio: entre 5 y 6 km/h
- Marcha rápida: superior a 6 km/h
El seguimiento de estos individuos durante un promedio de 13 años reveló que 36,574 participantes (9%) desarrollaron algún tipo de irregularidad en el ritmo cardíaco.
El estudio señaló que “después de tener en cuenta factores demográficos y de estilo de vida potencialmente influyentes, los ritmos de caminata promedio (5 a 6 km/h) y rápido (más de 6km/h) se asociaron con riesgos significativamente menores (35% y 43%, respectivamente) de todas las anomalías del ritmo cardíaco en comparación con un ritmo de caminata lento”.
Además, se asociaron con menores riesgos de fibrilación auricular (38% y 46%, respectivamente) y de otras arritmias cardíacas (21% y 39%, respectivamente) en comparación con aquellos cuyo ritmo de caminata era lento.

Según los datos, caminar a un ritmo rápido, tanto autoinformado por los participantes como medido a través de acelerómetros, se asocia con un menor riesgo de desarrollar arritmias, incluidas la fibrilación auricular y otras alteraciones del ritmo cardíaco.
Los investigadores encontraron que, cuando se camina a un ritmo moderado o rápido, el cuerpo se beneficia de un aumento en la frecuencia cardíaca, lo que mejora la circulación sanguínea y fortalece el corazón. Este tipo de ejercicio también ayuda a reducir la inflamación y los factores metabólicos que pueden contribuir a la aparición de arritmias.
“Nuestros resultados proporcionan evidencia sólida de que caminar a un ritmo rápido puede desempeñar un papel clave en la prevención de arritmias, lo que resalta la importancia de considerar la velocidad de la caminata, no solo la cantidad de pasos, en las recomendaciones de actividad física”, destacó la profesora Jill Pell de la Universidad de Glasgow, autora principal del estudio.
Qué personas se benefician más con una caminata a paso ligero

La investigación reveló que los beneficios de caminar a paso ligero son más pronunciados en ciertos grupos de población. Las mujeres, las personas no obesas, aquellos menores de 60 años y aquellos con enfermedades cardiovasculares ya diagnosticadas fueron los que experimentaron una mayor reducción en el riesgo de arritmias al caminar más rápido.
“Es esencial entender que la relación entre la caminata rápida y la salud del corazón no solo se basa en la cantidad de pasos, sino también en el ritmo. Caminar rápidamente ayuda a activar más eficazmente el sistema cardiovascular, lo que puede reducir el riesgo de desarrollar arritmias”, afirmó Pell, quien remarcó que este hallazgo puede tener implicaciones importantes para las estrategias de prevención cardiovascular.
¿Cuánto tiempo hay que caminar al día?

En este sentido, caminar a paso rápido no solo es beneficioso para las personas que ya tienen una condición cardiovascular establecida, sino también para aquellos que buscan prevenir problemas de salud a largo plazo.
El estudio sobre el ritmo de caminata y las arritmias refuerza la importancia de caminar a un ritmo rápido para mantener una salud cardiovascular óptima. Si bien caminar es accesible para casi todos, la velocidad con la que se camina parece ser un factor clave en la prevención de enfermedades del corazón. A medida que más personas adoptan estilos de vida más activos, este estudio proporciona una valiosa recomendación: camina más rápido, y tu corazón te lo agradecerá.