California.- Mientras los devastadores incendios forestales continúan arrasando los paisajes del sur de California, casi 1.000 presos (939 hombres y mujeres) se han unido a los equipos de extinción para combatir las llamas. Estos “combatientes” forman parte de un programa de voluntariado del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California (CDCR) y trabajan incansablemente para controlar los incendios que ya han dejado 24 muertos, quemado más de 5.700 hectáreas y obligado a evacuar a más de 150.000 personas.
Los reos, entrenados durante más de un año, se visten con trajes naranjas y realizan tareas como cortar las líneas de fuego y eliminar materiales inflamables para evitar que las llamas se propaguen. Sin embargo, este programa, que comenzó en 1946, ha generado controversia debido a las condiciones en las que los presos desempeñan su trabajo, altamente peligroso.
Uno de los mayores puntos de discusión es el salario que reciben. Los “bomberos encarcelados” ganan entre 5,60 y 10,24 dólares al día, dependiendo de su nivel de habilidad. Si trabajan en una emergencia, reciben un dólar adicional por cada hora de trabajo, pero aún así, sus ganancias son significativamente más bajas que las de los bomberos profesionales, que pueden ganar más de 85.000 dólares al año. Este gran desfase salarial ha llevado a muchos a denunciar que los reclusos están siendo explotados.
A pesar de las diferencias entre los bomberos profesionales y los reclusos, los riesgos que enfrentan son igualmente altos. Según un informe de 2022, en un periodo de cinco años, cuatro presos que trabajaban como bomberos murieron y más de 1.000 resultaron heridos en el ejercicio de su labor.
El Departamento de Correcciones de California defiende el programa, argumentando que no solo se trata de una oportunidad de rehabilitación, sino también de un medio para reducir las sentencias de los reclusos. Por cada día trabajado en la extinción de incendios, los presos pueden obtener dos días adicionales de reducción en su condena.
Además, la capacitación que reciben podría ayudarles a encontrar empleo como bomberos una vez liberados. Sin embargo, a pesar de la existencia de leyes para facilitar su incorporación al sector profesional, muchos exconvictos enfrentan barreras, como la necesidad de demostrar su rehabilitación ante un juez y la eliminación de sus antecedentes penales, lo que dificulta su reintegración.