El 12 de noviembre se celebra el «Día Mundial contra la Neumonía» con el objetivo de sensibilizar a la población mundial sobre el problema de salud que constituye esta enfermedad y de intentar promover las intervenciones necesarias para prevenirla y tratarla adecuada y oportunamente.
Es también conocida como pulmonía, una enfermedad que provoca la inflamación de los pulmones por la presencia de una infección producida por virus o bacterias. Con los equipos adecuados, principalmente placas torácicas o radiografías se pueden detectar a tiempo y detener por completo con el suministro de un antibiótico. Es más, se ha comprobado que, si la enfermedad se diagnostica a tiempo, reduce su mortalidad en un 42% en los niños de 2 años o menos.
¿Cómo se sabe si se tiene neumonía?
La neumonía puede confundirse fácilmente con otras afecciones respiratorias menos severas, lo que dificulta su diagnóstico temprano. Sin embargo, la Mayo Clinic explica que existen señales de alerta que es importante conocer para detectar esta infección a tiempo. Los síntomas iniciales incluyen dolor en el pecho al respirar o toser, tos que produce flema, fatiga intensa, fiebre alta, escalofríos, y en casos más severos, dificultad para respirar.
En adultos mayores, puede presentarse también una temperatura corporal más baja de lo normal y síntomas atípicos, como desorientación y malestar general.
A medida que la enfermedad avanza, pueden surgir síntomas más graves, tales como insuficiencia respiratoria aguda, fiebre alta persistente, taquicardias y acumulación de líquidos en los pulmones. Estos síntomas requieren atención médica inmediata, pues indican que la infección está en una etapa avanzada y podría poner en riesgo la vida del paciente.
¿Cómo podemos prevenir la neumonía?
La prevención de la neumonía se basa en mantener un sistema inmunitario fuerte, así como en reducir factores de riesgo. No fumar es uno de los aspectos más importantes, ya que el tabaquismo daña las defensas naturales de los pulmones y aumenta la susceptibilidad a infecciones respiratorias graves.
La vacunación también juega un papel clave: se recomienda mantener actualizadas las vacunas contra la gripe y la neumonía, especialmente en los grupos de riesgo.
Otras prácticas preventivas incluyen una dieta equilibrada, ejercicio regular y una higiene adecuada, como lavarse las manos con frecuencia o usar desinfectante a base de alcohol. Además, es fundamental evitar el contacto cercano con personas que presenten síntomas de infecciones respiratorias, ya que muchas de ellas pueden derivar en neumonía en personas vulnerables.