martes, diciembre 10, 2024

En todos lados, menos en la escuela

Pena y vergüenza ajena produce este desvarío que sumerge a menores de edad en un mundo al que entran precipitados como si no tuvieran la vida entera para ser adultos. Promiscuidad, drogas, deserción escolar y otros factores de riesgos los arrastran.

Por Petra Saviñon. 

Esta es una sociedad que envía comandos confusos a los adolescentes. Por un lado gente “preparada” que defiende en medios de comunicación el derecho de esas personas a tener relaciones sexuales y por el otro, esos mismos ciudadanos usan esos espacios para criticar su sexualización y degradación.

Año tras año, los informes de las organizaciones no gubernamentales que afirman luchan por el bienestar de este segmento, enrostran al Estado el embarazo precoz pero… Creen que con entregar anticonceptivos o permitir el aborto está resuelta la situación, sin ir más allá, a causas profundas y cuando hablan de educación sexual, es una a su manera la que pretenden que el sistema educativo implemente.

Asumen que tienen la potestad de indicar cuándo un ser humano debe empezar su vida sexual y pretenden dejar a la familia fuera de esa discusión y hasta a las ciencias naturales, que establecen que el cuerpo está apto para el sexo a partir de los 18 o 19 años.

Pena y vergüenza ajena produce este desvarío que sumerge a menores de edad en un mundo al que entran precipitados como si no tuvieran la vida entera para ser adultos. Promiscuidad, drogas, deserción escolar y otros factores de riesgos los arrastran.

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Así, con patrones que promueven el exhibicionismo y comportamientos grotescos y que tachan de retrógrados y conservadores a los que deploran esas conductas, tantos chicos y chicas consumen su existencia y están en todos lados, menos en la escuela, aunque acudan a las aulas.

Menos en asumirse como entes capaces de aportar primero a ellos mismos, como líderes de su propio destino y luego constituirse en hacedores de cambios en una sociedad cada vez más rota.

Giran entre la falta de orientación en el hogar y en los planteles y la exhortación indirecta de figuras influyentes, exitosas en sus desaciertos y camino a seguir para una masa que no ve más allá y que aumenta estadísticas como las del delito, la prostitución y el suicidio.

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