REDACCIÓN. -Los pacientes con demencia que llevan a cabo una activa rutina de ejercicios tienen menos riesgo de morir en años posteriores, según un nuevo estudio publicado en el ‘British Journal of Sports Medicine’.
Hasta el momento no existe cura para la demencia y los tratamientos existentes son limitados, pero hay factores que parecen desempeñar un papel en la ralentización del progreso de esta enfermedad que destruye el cerebro, relacionados con el estilo de vida, la dieta, el ejercicio y dormir bien.
El nuevo análisis incluyó a más de 60.000 personas en Corea del Sur que fueron diagnosticadas con demencia entre 2010 y 2016 y se sometieron a controles médicos dos años antes y después de su diagnóstico.
Su edad media era de 74 años. La mayoría padecía enfermedad de Alzheimer, mientras que el 12,5% tenía demencia vascular, que se produce cuando un ictus bloquea una arteria del cerebro.
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Los investigadores de universidades coreanas y estadounidenses dividieron a los participantes en cuatro categorías en función de la regularidad con la que hacían ejercicio:
Los que mantenían una rutina de ejercicio (alrededor del 3,5%), los que empezaron a hacer ejercicio durante el periodo de estudio (8%), los que dejaron de hacerlo durante ese tiempo (alrededor del 10%) y los que no hacían ejercicio antes del diagnóstico y no cambiaron sus hábitos después (78%).
Durante los casi cuatro años de seguimiento, el 27,3% de las personas fallecieron, pero las que mantenían una rutina de ejercicio regular antes y después del diagnóstico de demencia tenían muchas menos probabilidades de morir por cualquier causa.
Los pacientes con demencia que mantuvieron sus rutinas de ejercicio tuvieron un 29% menos de riesgo de muerte, mientras que los que empezaron a hacer ejercicio después del diagnóstico tuvieron al menos un 20% menos de riesgo.