Hombre y mujer de Estado y de partido

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Por: Cándido Mercedes.- “…Escribir con un dedo en vez de hacerlo con toda la mano “no estimula las mismas neuronas o las mismas zonas corticales” (y, por último, son totalmente multitareas). Nosotros vivimos en un espacio métrico perceptible y ellos viven en un espacio irreal, donde ya no hay ninguna diferencia entre cercanía y lejanía… Porque ocupados en la política del día a día, no vieron venir la contemporaneidad”. (Umberto Eco: De la estupidez a la locura).

Hannah Arendt en su libro La condición humana nos dice “En la medida en que realmente pueda llegarse a “superar” el pasado esa superación consistirá en narrar lo que sucedió”. Si seguimos el hilo conductor de esa frase podremos llegar a la conclusión de que uno de los atávicos ancestros de nuestra eterna tautología es no tener hombres y mujeres de Estado. Somos una sociedad apabullada por personas de partidos. Seres humanos organizados en organizaciones partidarias cuya función medular es llegar al poder; empero, no saben lo que es el Estado ni conceptualmente ni en la praxis.

El Estado es la sociedad políticamente organizada. Los partidos son los aglutinadores e integradores de los distintos intereses de la sociedad, donde en el juego del poder gestionan, en medio de la conflictividad, el espacio vital para los distintos actores involucrados. En los últimos tiempos podemos decir que, en la sociedad política, en la sociedad toda, no hemos tenido estadistas en las funciones del Estado en los distintos tramos, en las instituciones que le dan razón de ser y soporte para traducir su abstracción en concreción real.

Condición esencial

En el interregno marcado por 26 años no alcanzamos a tener hombres y mujeres de Estado sino de partidos. La condición esencial, en gran medida, ha sido dirigente del partido, militante. Condición sine qua non. Más allá del expertise, de las competencias, de las habilidades blandas, vale decir, de su talento.

La mentalidad ha sido “ganamos el poder” y hay que ayudar a los compañeros de la organización. No existe una visión de país verdaderamente real en que descanse un pacto político-institucional que bosqueje lo que en verdad debemos transformar, para no seguir siendo un país que en los 56 años que data del mismo (1966-2022) el PIB ha crecido a una tasa de 5.3%, no obstante, son pasmosos, sencillamente, espeluznantes, los indicadores sociales.

Prueba al canto: Educa acaba de decir a través de su Director Ejecutivo, Darwin Caraballo, que “Un 93% de los alumnos está por debajo del mínimo de rendimiento. El 50.3% de estudiantes no logran entender el contenido de un texto. El 79.1% de los estudiantes públicos y privados no son capaces de alcanzar un nivel mínimo de comprensión lectora entre los 15 y 18 años y apenas 1, de 1000 tenían un excelente en competencias lectoras”.

Visión de Estado

No ha habido visión de Estado con respecto al sistema educativo. La prueba más fehaciente, vehemente, la encontramos en los 8 años de Danilo Medina que pasaron 4 ministros de Educación. La temporalidad lo derrumba todo y cada quien tenía su agenda y prioridades por encima, incluso, del Pacto por la educación y de los distintos planes.

Ningún experto con doctorado en Educación. ¡La agenda: la del partido en el poder caracterizada en cada época por el inmediatismo! US$27,000 mil millones de dólares solapados y arropados en medio de 71,000 bancas de apuestas y 350 millones que se juegan diariamente, en una sociedad de aventura y azar, porque la educación hoy no es un instrumento de movilidad social ascendente. En nuestro país la movilidad social ascendente promedia 2.3%, en cambio, el promedio de la Región es de 12.7%. Nos encontramos frente a una sociedad lastrada en lo tradicional y fosilizada y desequilibrada entre lo emocional e instintivo de la naturaleza animal, añusgada en la mudanza social de la inteligencia.

La salud y la seguridad social

La salud y la seguridad social son horridamente patéticas. Para validar la ausencia de hombres y mujeres de Estado: la inversión en los últimos años fue 1.8 a 2. La inversión en protección social, cuasi la mitad del promedio regional. La tasa de adolescentes embarazadas de 21%, el más alto de toda la Región. Muertes por accidentes de tránsito: 64/100,000, líder en el ranking del mundo. La Seguridad Social (Ley 87-01) debió ser revisada hace 10 años. ¡Una ley donde lo financiero prevalece sobre la salud de manera palmaria y cruel!.

El estadista mira en el horizonte y se solivianta sobre lo coyuntural, sobre el inmediatismo, sobre el rentismo que da respuesta pensando en el partido y en lo particular. Otea sus decisiones en la configuración del pasado-presente y futuro. Sabe que la visión es la imagen mental de lo que es posible y deseable de cara al futuro. Ve el bosque en toda su dimensión. Comprende que visión sin acción es un sueño y que acción sin visión carece de sentido.

El estadista es como nos dice Rodrigo Borja en su Enciclopedia de la Política “Hombre de Estado, gobernante serio y eficaz, que domina las ciencias políticas y además el arte de conducir a los pueblos”. Abraham Lincoln estableció la diferencia “El político se preocupa de las próximas elecciones, mientras que el estadista se preocupa de las próximas generaciones”.

El que asume la función de estadista, sin importar la escala en la estructura del Estado, actúa en base a sus convicciones y tiene la ética como su norte. No se arredra ante los dilemas éticos.

Se mueve en medio del pantano para logar lo que más importa a los intereses nacionales.

A veces no desconoce los partidarios, no obstante, pone en juego todos los intereses para visibilizar y empujar, en la medida de lo posible, el alcance cierto de los objetivos de la sociedad. ¿Cuáles hombres y mujeres en los últimos años vemos como personas de Estado?
a) Amiro Pérez Mera,
b) Marcelo Jorge,
c) Jorge Subero Isa,
d) Bernardo Vega,
e) Carlos Despradel,
f) Rafael Alburquerque,
g) Isidoro Santana,
h) Flavio Darío Espinal,
i) Miguel Ceara Hatton,
j) Orlando Jorge Mera,
k) Milagros Ortiz Bosch,
l) Luis Scheker Ortiz,
m) Arismendy Díaz Santana,
n) Pavel Isa Contreras,
o) Antonio Isa Conde,
p) Osmar Benítez,
q) Raymundo Amaro Guzmán.

El hombre o mujer de Estado

El hombre o mujer de Estado es por naturaleza del establishment, sin embargo, se mueve en inconformidad, en contra del statu, de manera permanente y sistemática. No se anida ni incuba en zona de confort. Su ritmo es el mejoramiento constante como el kaizen japonés. Pauta el presente comprendiendo el futuro con acierto. Lo dibuja y lo desdibuja con esperanza renovada de inclusión.

Para la elite política que ha gobernado en los últimos 56 años no trascendimos ni siquiera la concepción weberiana del poder (tradicional, carismático y racional-legal), ni siquiera como Estado hemos vislumbrado la burocracia como la impersonalidad profesional que accede a dirigir el mismo. Si no hemos llegado al comienzo del Siglo XX (1900) menos podemos asumir la concepción de Michael Foucault del poder.

Para el filósofo francés el poder está ligado al conocimiento y el mismo está en todas partes y trasciende hoy las instituciones, el poder se encuentra esparcido en todos los ámbitos de la interacción y dinámica social.

Es por ello que más allá de la estructura del poder, de la concentración de este en los aparatos coercitivos, en el acceso de una elite política y social, cada cierto tiempo, merced a las elecciones, lo verdadero es como logramos y empujamos por la MERITOCRACIA para hacer en medio del establishment un Estado más moderno, donde primen los entes más éticos y competitivos. Para generar el plus, el agregado de valor que marque la diferencia, que como decía Mahatma Gandhi : “La diferencia entre lo que hacemos y somos capaces de hacer resolvería la mayoría de los problemas del mundo”.

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