Desde hace diez años, en mi búsqueda científica por encontrar los aspectos que impulsan para una vida más feliz usando los sentidos, me centré en la sabiduría de las edades, aprendí cómo fortalecer mis relaciones, además de identificar qué podía aumentar la energía. Sin embargo, aún faltaba algo.
Es que identifiqué que me sentía atrapada en mi cabeza. Como desconectada de otras personas y de mí misma. Noté que trataba a mi cuerpo como un automóvil que era conducido por mi cerebro. Sin embargo, fueron los cinco sentidos, es decir mi cuerpo, los que me permitieron realizar una conexión esencial con el mundo.
Entonces, busqué no llegar al final de mi vida y pensar: “Me pasaron tantas cosas. Ojalá hubiera estado prestando atención”. En mi libro, “La vida en los cinco sentidos”, pude notar algunas formas sorprendentes en las que nuestros sentidos pueden ayudarnos a concentrarnos más profundamente, vivir más tiempo y generar felicidad.
1. El olfato: explosión de energía y alegría
Oler toallas limpias o madera recién cortada puede generar un levantamiento rápido de energía. Un aroma, que dependerá de cada uno, puede marcarlo y generar un recuerdo. Pero además, si es nuevo, podrá recordarlo, almacenarlo o guardarlo para más tarde.
2. El tacto: “tratamiento” antiestrés
Existen distintos objetos que nos pueden hacer sentir más tranquilos, como son los juguetes pop, los spinners o, incluso, la masa.
3. El oído: concentración y productividad
El silencio y el ruido son dos aspectos que afectan al sentido del oído. Por ejemplo, cuando llevé mi computadora portátil a una pequeña biblioteca del vecindario para escribir trabajo tranquila me distraje con la tos de alguien. Sin embargo, cuando trabajaba en una cafetería bulliciosa, las conversaciones a mi alrededor me ayudaban a concentrarme.
4. La vista: creatividad
Seguramente, hemos pasado varias veces por el mismo lugar, pero nunca nos hemos detenido en los pequeños detalles que se despliegan por estos espacios. Es por eso que cuando necesito algo de inspiración, trato de detectarlos
5. El gusto: cercanía con otros
Comer con amigos y seres queridos es una forma antigua, pero también universal, de disfrutar de sabores únicos. Una verdadera costumbre humana.
Incluso, realicé una “fiesta de gusto” con el objetivo de conectarme más con la gente. En ese momento, con mis amigos, buscamos calificar variedades de manzanas, de chocolate y de papas fritas. Probamos ketchup y nos desafiamos a detectar los cinco sabores básicos: dulce, agrio, salado, amargo y umami. Es más, hasta recordamos los dulces que comíamos cuando éramos niños.