miércoles, junio 26, 2024

La Naturaleza del Cambio que demandan estos Tiempos

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Por Milton Olivo

La República Dominicana se encuentra en una Era de cambios, es el eco de los tiempos, es un instante en su historia, que exige una transformación constitucional profunda, para lo que es vital una reforma constitucional proporcional.

Nuestro actual sistema constitucional basado en la representatividad está agotado, es el origen y la causa de que nos mantengamos anclados y atrapados en el subdesarrollo.  El sistema representativo, en lugar de ser un motor de progreso, se ha convertido en una pesada carga que obstaculiza el futuro de nuestra nación.

Para prosperar en esta nueva era, debemos embarcarnos en una nueva ilustración con perfume tropical, que nos permita evolucionar hacia una sociedad participativa, donde cada ciudadano tenga voz y voto en la construcción de nuestro destino común.

El primer paso crucial es transitar de una sociedad representativa a una participativa. Esta transición, por ejemplo, implica que dejemos de depender exclusivamente de los partidos políticos para la representación de nuestros intereses en el Poder Legislativo. Y para la conformación de nuestro sistema judicial.

Necesitamos un sistema legislativo inclusivo, donde todos los sectores de la sociedad estén adecuadamente representados y no monopolizados por los partidos políticos tradicionales. Que los partidos tengan una cuota de representación y los grupos sectoriales de la sociedad, tengan la suya.

Un asunto vital, es rescatar el sistema de justicia, que responda a las necesidades de la sociedad, no al servicio de los grupos de intereses. Una propuesta de cambio sería establecer el sistema de jurados en la justicia que asegure decisiones más democráticas y equitativas. Y que, de la conformación del Consejo Nacional de la Magistratura, como político, solo esté el presidente de la República, los demás, por ejemplo, podrían estar formado por los Rectores Universitarios.

Que, para sanear definitivamente el Ministerio Público, este sea designado por una super comisión formada por los decanos de Ciencias Jurídicas de las universidades.

Es vital descentralizar nuestro sistema de gobierno para fortalecer las provincias y municipios. Una opción es la elección directa por parte de los ciudadanos de gobernadores provinciales, que estos tengan asignado sus propios presupuestos y la creación de la figura del poder legislativo provincial.

Un poder legislativo provincial podría ser honorario, compuesto por todos los regidores de la provincia, garantizando que las decisiones locales se tomen con una visión integral y representativa.Sería un paso esencial hacia un sistema federal

Propongo se establezca se divida la partida de inversión del presupuesto nacional, 50% para el poder ejecutivo, y el otro 50% se distribuya como presupuesto provincial, en proporción a los habitantes de cada provincia.

La seguridad ciudadana depende de una prudente reforma de la Policía Nacional. Históricamente, esta institución ha funcionado de manera ineficaz debido a su estructura vertical y centralizada.

Entonces es imperativo transformarla en una entidad descentralizada y horizontal, estableciendo policías municipales con directores municipales designados por los consejos de regidores locales. Esta reforma no solo mejoraría la eficiencia y la respuesta ante emergencias, sino que también fortalecería la seguridad ciudadana a nivel local.

En el ámbito impositivo, debemos eliminar las subvenciones que benefician desproporcionadamente a los grupos de poder. La tierra, un recurso clave, debe estar sujeta a impuestos, especialmente cuando su extensión supera las 100 tareas. Aunque el impuesto sea de 100 pesos anuales por tarea, esto contribuiría significativamente a las arcas nacionales y promovería una distribución más equitativa de la riqueza.

Finalmente, debemos abrazar la innovación y el desarrollo tecnológico. Nuestro objetivo debe ser generar productos de vanguardia con alto valor agregado. La historia nos enseña que países como los denominados Tigres Asiáticos lograron un desarrollo económico extraordinario al apostar por la tecnología y la innovación. La República Dominicana tiene el potencial de seguir ese camino y convertirse en una potencia regional.

Vivimos en tiempos de cambio y desafío, pero también de oportunidades sin precedentes. Para transformar nuestra sociedad y economía, necesitamos una visión clara, el compromiso y la participación de todos los dominicanos.

La República Dominicana debe evolucionar hacia una sociedad participativa, descentralizada e innovadora. Solo así podremos convertirnos en un faro de progreso y desarrollo en el Caribe y más allá, en una Quisqueya potencia.

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