Por Milton Olivo
Se calcula que los primeros habitantes de la isla de Quisqueya llegaron alrededor del año 3 mil Antes de Cristo (3000 AC). Los cuales, a la llegada de los europeos ya organizados en cacicazgos, habían homogeneizado una cultura y principios existenciales, los cuales estaban regidos por sus mandamientos; “No mentir. No robar. No ser vago. Y Respetar a los mayores”. Que los sacerdotes taínos o beiques, se encargaban de propagar en sus templos donde adoraban la imagen del sol.
No existía lo mío ni lo tuyo. Sino que la tierra, que es la base primera de la riqueza, según los factores de producción, era de propiedad colectiva, todos sembraban, luego cada familia cosechaba lo que necesitaba. Y re-sembrar los tallos de las plantas cosechadas para garantizar alimentos perpetuos.
Era una sociedad protectora del medio ambiente. Las familias formaban los clanes, los clanes las tribus y las tribus los cacicazgos. A las familias o clanes, se les asignaba la protección de un Río, de una Montaña, de una laguna u otra cosa. A mi familia, por ejemplo, le tocó la conservación de la iglesia de Boyá, en Monte Planta, iglesia construida sobre la tumba del Cacique Enriquillo.
4492 años después, es decir en 1492 DC, llegan los europeos a la isla. Sus mandamientos reales; buscar oro, esclavizar, apropiarse de la tierra, enriquecerse al precio que sea, así sea asesinando individuos y comunidades enteras.
Sus sacerdotes, por otra parte, propagaban la fe de cristo y los 10 mandamientos bíblicos. Al tiempo que bendecían las armas de los conquistadores y sus tropas.
De esos tres grupos se formó la República Dominicana, y de esas tres actitudes ante la vida, son precisamente los principios que determinan la conducta de nuestro pueblo dominicano y de nuestra clase política en el presente.
Por un lado, un segmento población que lucha y anhela una República Dominicana con un sistema de justicia honrado, sin corrupción e impunidad para beneficios de todos, serían la encarnación de los taínos en el presente.
Por otro, un grupo que el sentido de su existencia es apropiarse de todo, sin importarle la suerte de los demás, son insaciables, para ellos no hay Dios ni humanidad, su único interés es la riqueza. Son la encarnación de los conquistadores.
Por otro lado, aquellos individuos cuyo norte existencial es la salvación divina. Su vida está enfocada al estudio de las sagradas escrituras, la práctica de la bondad, la solidaridad, y honrar a Jehová su Dios.
En la práctica, los conquistadores, 500 años después, de alguna manera mantienen a los Taínos y a los religiosos sometidos, a pesar de estos ser la gran mayoría y vivir en un sistema democrático.
La gran desgracia es que los conquistadores, su psiquis es una especie de canibalismo regido por el individualismo y el egoísmo, donde su cálculo es en exclusiva, incrementar sus riquezas, cuando deberían por sus privilegios pactar establecer reglas claras e impulsar un proyecto de nación que sea de beneficios para todos, para erradicar el desempleo, la miseria y el subdesarrollo.
La otra desgracia es que gran parte de los Taínos, agobiados por la miseria, se han reprogramado como los conquistadores, decidieron vender su futuro y el de los suyos, apoyando al poder a individuos con mentalidad de conquistadores o sus representantes, buscando beneficios inmediatos.
Gracias a Dios que los religiosos, han decidido intervenir en la búsqueda del poder político, tenemos la esperanza que se enfoquen en llevar al manejo del poder los principios de humanismo y solidaridad que encarna el cristianismo.
Bonito fuera, si los tres grupos decidieran dar forma a un pacto social, para impulsar los cambios que requiere la sociedad, para instaurar un sistema de justicia y perseguir el objetivo de hacer realidad una Quisqueya potencia. Lo que sería positivo para todos.
Para este 2024, la mejor opción es continuar con el cambio. Porque las demás opciones con posibilidades representan el pasado, lo peor del modelo conquistador, que es una etapa que definitivamente debemos cerrar como superada.
