REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Turquía ha superado la cifra de 20 000 muertos por el terremoto del lunes.
Rodeado por una nube de guardaespaldas, políticos y periodistas, el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, ha seguido este viernes recorriendo las zonas más castigadas. Una forma de responder a la avalancha de críticas por la lentitud de la respuesta del Gobierno tras el seísmo.
“Desgraciadamente, nuestro trabajo está siendo muy difícil, ya que el efecto devastador del terremoto se extienden por 10 provincias y a un área de 500 kilómetros”, declaraba Erdogan.
El mundo se ha volcado para socorrerr a Turquía. Amigos y enemigos envían ayuda humanitaria y equipos de rescate. También Grecia, que ha emprendido la llamada “diplomacia del terremoto”. Incluso Ucrania ha enviado equipos de rescate, mientras las bombas rusas siguen cayendo sobre su territorio.
Organizaciones de derechos humanos han criticado el estado de emergencia de tres meses declarado por el presidente Erdogan en las provincias afectadas por los terremotos del 6 de febrero, ya que en su opinión puede ser usado contra la sociedad civil, por lo que han pedido su levantamiento.
En Siria, la cifra de muertos es ya de al menos 3 384. De ellos, 2 037 fueron registrados en áreas opositoras del noroeste del país, según el grupo de rescatistas Cascos Blancos.
El líder de los Cascos Blancos, Raed Saleh, ha denunciado que aún no han recibido ninguna ayuda de las Naciones Unidas para las labores de búsqueda, señalando que “la burocracia de la ONU pha participado en la matanza del pueblo sirio”.