REDACCIÓN. – La hipertensión o presión arterial alta es una afección en la que la presión con la que la sangre circula por las arterias es excesiva y de manera constante. Puede desarrollarse a cualquier edad.
Desde las sociedades médicas se recomienda que la toma de la presión debe hacerse periódicamente a partir de los 3 años. Sí, desde la niñez, porque la hipertensión no es solo una enfermedad que tienen muchos adultos mayores. Puede desarrollarse también a cualquier edad y no dar síntomas.
Uno de los últimos estudios sobre hipertensión en niños y adolescentes fue realizado en los Estados Unidos y presentado durante las Sesiones Científicas de Hipertensión 2024 de la Asociación Estadounidense del Corazón. Se reportó que alrededor del 14% de los niños y adolescentes en ese país tienen hipertensión o están a punto de padecerla.
“La hipertensión puede comenzar en la infancia, y es un factor de riesgo de cardiopatías y ataques cerebrovasculares”, advirtió la doctora Ahlia Sekkarie, investigadora principal y epidemióloga de la división de prevención de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
En adultos, la situación hoy es peor. Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI), la mitad de los adultos en Estados Unidos tienen hipertensión, aunque solo dos de cada tres son conscientes de su condición.
A medida que las personas envejecen, “las arterias del cuerpo tienden a volverse más rígidas y menos elásticas. Ese proceso natural puede disminuir la capacidad de las arterias para amortiguar la presión. Eso genera un aumento de la presión sistólica”, explicó a Infobae el doctor Nicolás Renna, investigador del Conicet en Mendoza y presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión (SAHA).
Este fenómeno no es exclusivo de los adultos mayores. Aunque es más común que la hipertensión se desarrolle a medida que se avanza en edad, algunas personas pueden presentar niveles elevados de presión arterial incluso en la niñez.
“Si se detectaron niveles altos, se recomienda el automonitoreo de la presión arterial en el hogar, con tensiómetros digitales validados. Al conocer los números, los pacientes pueden consultar al médico y ajustar el tratamiento”, mencionó Renna.
En diálogo con Infobae, Luis Pompozzi, jefe de la Unidad de Riesgo Cardiovascular e Hipertensión Arterial del Hospital de Pediatría Juan Garrahan, comentó: “Muchos años atrás, se tomaba la presión a los niños en circunstancias casi excepcionales. Hoy, en cambio, se recomienda que todo pediatra tome la presión en el consultorio a todo niño o niña sano a partir de los 3 años. Se debería también tener en cuenta si los niños tienen abuelos o padres con hipertensión”.
También se debería tomar la presión arterial a niños que tengan menos de 3 años y que hayan nacido con parto prematuro, que hayan registrado infecciones urinarias a repetición o con enfermedad del riñón, entre otras situaciones.
“Hay estimaciones que señalan que entre el 3,5% al 5% de los niños tienen hipertensión. La prevalencia se incrementa al doble en los adolescentes: afecta al 8%”, dijo Pompozzi. El experto aclaró que la detección de hipertensión en niños y adolescentes está asociada a los crecientes niveles de sobrepeso y obesidad.
Ya se han publicado estudios que han demostrado que la hipertensión en la adolescencia aumenta el riesgo de padecerla en la edad adulta, una situación que puede implicar efectos negativos a largo plazo sobre la salud cardiovascular y general.
De acuerdo con las indicaciones de la Sociedad Argentina de Hipertensión, Sociedad Argentina de Cardiología y la Federación Argentina de Cardiología, para confirmar si una persona mayor de 16 años es hipertensa es necesario tener un mínimo de tres registros de presión arterial igual o superior a 140/90.
La medición debe hacer en tres momentos diferentes en el consultorio y se debe respetar la toma correcta de la presión arterial.“A partir de los 16 años, el adolescente se considera con los valores de adultos para diagnosticar la hipertensión”, aclaró el médico. Antes, a partir de los 6 años, se puede hacer un monitoreo ambulatorio de la presión.
“Muchos adolescentes con presión elevada no tienen síntomas. Por eso, es importante diagnosticarlos a tiempo en esa edad. Si no se controla a tiempo, pueden ser adultos hipertensos”, afirmó.
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En la población mayor de 80 años, la hipertensión es más frecuente que en las otras edades. Se estima que 8 de cada 10 personas de esa edad son hipertensas. Puede tener formas de presentación completamente distintas a las que se ven en personas más jóvenes.
Se habla de hipertensión cuando la presión de la sangre ejercida sobre los vasos sanguíneos es demasiado alta (de 14/9 o más). Lo ideal es tener la presión arterial por debajo de 12/8.
Un valor aislado de presión arterial que sea superior a 14/9 en reposo no es suficiente para diagnóstico de hipertensión arterial. Se necesitan más registros de la presión arterial dentro de los próximos 15 días, según la Sociedad Argentina de Hipertensión.
Consultado por Infobae el doctor Marcos Marín, ex presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión (SAHA), resaltó que es importante que la medición de la presión se haga con la técnica correcta.
El paciente debe estar sentado, al menos 5 minutos. No debe hablar, y el brazo debe estar apoyado sobre la mesa. Las piernas no tienen que estar cruzadas. Además, el paciente no debe tener ganas de orinar ni debe haber ingerido café ni haber fumado en los últimos 30 minutos antes de la medición.
Se debe utilizar un aparato automático validado de brazo. “Hay que medir siempre por duplicado ( 2 mediciones separadas por un minuto) y si es necesario una tercera”, dijo. En personas mayores o con diabetes se sugiere también medir la presión en posición de parado.
Si se diagnostica la hipertensión, el profesional de la salud tiene que indicar cuál es el tratamiento para el paciente en base a su estado de salud, su edad, y otros criterios, precisó Marín.
“El tratamiento está conformado por los cambios en el estilo de vida, que incluyen desde la actividad física diaria y la alimentación saludable, con reducción del consumo de sodio, y por la terapia farmacológica. Generalmente, los pacientes necesitan de dos o más fármacos para controlar el nivel de presión arterial alterado”, expresó Marín.
En tanto, Joseph Ebinger, director de la unidad de cuidados intensivos coronarios en el Smidt Heart Institute de Cedars-Sinai, en los Estados Unidos, dijo en diálogo con la revista Fortune que adoptar hábitos saludables en cuanto a la alimentación y a la actividad física puede marcar una gran diferencia:
Ejercicio cardiovascular: Realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana es crucial para mantener la presión arterial en niveles saludables. Caminar, correr, nadar o andar en bicicleta son ejemplos de ejercicios efectivos. El ejercicio regular mejora la circulación y ayuda a mantener el corazón fuerte, reduciendo así la carga sobre las arterias.
Alimentación balanceada: Evitar el exceso de sal es una de las recomendaciones clave. El consumo de sodio puede elevar la presión arterial, por lo que se recomienda limitar alimentos procesados y ricos en sal. Además, adoptar una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras contribuye a una mejor salud cardiovascular.
Reducción del consumo de alcohol y tabaco: El consumo de alcohol y tabaco son factores de riesgo bien establecidos para la hipertensión.
Control del estrés: El estrés crónico es otro desencadenante importante de la presión alta.
Prácticas de relajación como la meditación, el yoga, o simplemente realizar pausas en el día, ayudan a reducir la tensión en el cuerpo y, por ende, a mantener niveles de presión más estables.