A raíz de la renuncia del saliente alcalde por Santo Domingo Norte, Carlos Guzmán del partido Fuerza del Pueblo (FP), y a propósito de las declaraciones hechas por el diputado perremeista Elías Báez, de que el transfuguismo en nuestro país es normal, vemos que, realmente la honestidad de los políticos dominicanos se fue de vacaciones.
No son dos ni tres los dirigentes de varios partidos que han renunciado en los últimos meses, para hacer filas en el del gobierno actual, solo porque real y efectivamente su honestidad ha sido comprada al mayor postor, práctica que se ha venido dando desde gobiernos anteriores.
Nuestro país se encuentra en una crisis de líderes íntegros y responsables, lo que se traduce a que la ciudadanía desconfíe de quienes nos dirigen y piensan hacerlo en elecciones venideras.
El transfuguismo es un fenómeno político que ocurre cuando una persona abandona el partido político u organización en la que se encuentra y se incorpora a otra diferente, generalmente por intereses personales.
Este comportamiento puede afectar el desarrollo de una legislatura y alterar las mayorías establecidas por los votantes en las elecciones, y es lo que hemos visto con mucha frecuencia en las principales organizaciones partidarias de nuestra nación.
Es lamentable que, al pasar el tiempo, no tengamos verdaderos ciudadanos que nos representen en los diferentes estamentos públicos, solo porque sus intereses particulares están por encima del bienestar de la población.
¿Podemos hablar de democracia, cuando vemos un Estado democrático de derecho corrompido por quienes ostentan el poder?
¿Se puede confiar en alguien que ha perdido su integridad y lealtad frente a quienes creyeron en él?
La honestidad es la cualidad que tiene una persona que no engaña al otro o que dice la verdad. Ser honesto significa actuar con sinceridad y mostrar respeto hacia los demás y hacia su propia persona.
El filósofo romano Marco Tulio Cicerón dijo una vez que, la honestidad tiene que ver con el cumplimiento que hace una persona de sus obligaciones, sin embargo, la de nuestros políticos anda de vacaciones.
